COMEDIA Y DRAMA
( Comédie et drame )
Publicada en Le Gaulois el 4 de abril de
1882
Las noticias de los países vecinos han estado llenas de
fantasía esta semana.
Todo es una pantomima. Pantomima en Prusia y pantomima en Italia.
Ya era hora de que el Sr. de Bismarck aportase un poco de novedad a la
diplomacia. Esa vieja disecada, no cambiando nunca sus anticuadas costumbres,
hacía pensar en el sempiterno circo Franconi, donde se ve desde el origen de
los tiempos al mismo caballo dar vueltas en la misma pista.
El canciller alemán que parece tener a los representantes
extranjeros en poca
estima - pues nunca, bajo ningún pretexto, por ninguna razón, no consiente en
conversar dos minutos con ellos - acaba de inaugurar un género nuevo de
diplomacia muda, que le permite hacer conocer sus intenciones a los embajadores,
sin abrir la boca.
La primera secuencia ha tenido lugar en medio de una gran cena-pantomima del
estilo de los Hanlon-Lees.
Fue algo como los divertimentos de ópera conocidos bajo el nombre de
ballet;
únicamente la danza fue sustituida por una comida, y los bailarines por
ministros plenipotenciarios, que representan y simbolizan a las naciones de
Europa.
Los periódicos nos han proporcionado detalles y sugerido previsiones
políticas, como consecuencia de esta fiesta donde la colocación de los invitados
a la mesa indicaba, del modo más claro y preciso, el pensamiento del canciller,
las tendencias de su amistad, las próximas combinaciones internacionales, el
desplazamiento del equilibrio llamado europeo, las principales cláusulas de los
futuros tratados comerciales, las modificaciones de las fronteras, en definitiva
toda la remodelación del mapa de Europa en medio de la carta del menú.
Es ingenioso y malévolo como todo, sencillo como el huevo de Cristobal Colón;
y todo eso sustituye a la palabra, siempre tan peligrosa en las relaciones con
los representantes de los pueblos. La palabra además, gracias a los principios
elementales de la diplomacia y a las prácticas seculares adoptadas en el cuerpo
de las Excelencias, de las que el Sr. de Bismarck acaba de hacer una especie de
cuerpo de ballet, era de una inutilidad completa para los acuerdos de las
variantes políticas. Como bien se sabe y es conocido por todos que nunca un
ministro extranjero no debe expresar su pensamiento, ni incluso dejarlo
adivinar, ni dejar escapar un gesto, una mirada, un suspiro, un movimiento que
pueda indicar lo pasa por su mente, ni comprometerse a nada, ni prometer nada,
ni afirmar ni negar nada, el comercio habitual de esas personas debía carecer
de fantasía e imprevistos.
Esa era, sin duda, la opinión del Sr. de Bismarck, antes de que hubiese
encontrado el medio práctico y discreto de expresar él mismo sus voluntades sin comprometerse
mediante una palabra.
Después de esta importante cena, a fin de evitar siempre dejar hablar a sus
invitados, y para distraerles un poco, el anfitrión les ha contado, de un modo
muy interesante, la guerra de los Treinta Años y sus consecuencias, con algunas
anécdotas de la época. Los invitados, que ignoraban absolutamente esos
acontecimientos, han estado encantados de recibir todavía un poco de
instrucción tras una excelente comida; y no han podido ocultar su asombro al
relato lleno de interés del canciller. Se repetían el uno al otro: « ¿ Es
posible que hayamos podido vivir hasta este día sin conocer estas cosas ? »
Luego él les ha dicho: « Ahora, hijos míos, a buen entendedor, salud. Id a
acostaros. Es suficiente. »
Solo el embajador de Rusia, situado en una pequeña mesa aparte, y que se había
privado de crema, lloraba suavemente yéndose.
El embajador de Turquía lo consoló afirmándole
que el canciller lo amaba
mucho.
Sé bien que Prusia es la patria del gran Frédéric, y que Francia no es más
que la patria de Voltaire; pero me parece que, en nuestra casa, esa cena-pantomima,
con el pequeño discurso de historia sobre la guerra de los Treinta Años,
sería suficiente para hacer zozobrar en una tempestad de risas al más genial
de los ministros.
En Italia, fue también una pantomima, pero de otro tipo.
Queriéndonos hacer comprender, de un modo menos que discreto,
que nosotros no
les somos muy simpáticos, los Italianos no han encontrado nada mejor que
celebrar con gran pompa, en todo el reino, el aniversario de las Vísperas
sicilianas.
Para las personas que no estén al corriente de los datos históricos, fue
en1282 cuando tuvo lugar esa célebre masacre de los franceses. La
manifestación italiana es tan clara como la cena Bismarck. Personas
ofendiéndose; ¿ no sería mejor reírse ? Hace falta verdaderamente que esos
italianos tengas tiempo de sobra y distracciones cerebrales para organizar,
durante meses, y celebrar, durante días, ese sexagésimo de siglo de una
carnicería de opresores.
Pero, si la patria de Polichinela, se pone en
serio a celebrar los
aniversarios de todas sus conquistas de libertad, los trescientos sesenta y
cinco días del año no bastarían, tantas veces ha sido invadida, luchado y
recuperado.
Si, además, cada nación hiciese otro tanto, comenzando por nosotros, sería
necesario pasar la vida en fiestas patrióticas. ¿ Por qué también no
recordar mediante duelos públicos los días de invasión ?
Por lo demás, en Francia, poca emoción se ha declarado con la
noticia de esa
manifestación. Nosotros nos « batimos a ojo », como se dice en cierto
ambiente.
Hay unos días donde los pueblos enteros son brutos como un solo hombre.
Se nos afirma, lo sé, que esos divertimentos públicos no están dirigidos
hacia nosotros.
Esto me hace pensar en un proceso de separación del que yo leía los detalles
hace poco.
Una joven muchacha solicitaba ser alejada legalmente de su marido, por esta
razón de que él decoraba su ojal con una rosa y se alegraba con una botella de
champaña cada año en el aniversario de la muerte de su suegro.
A esta argumentación, el marido respondió: « Es cierto que celebro esa fecha
por una pequeña parranda, pero no es para ofender a mi esposa; únicamente
celebro mi liberación.»
No sé que pensaron los jueces.
Puesto que la palabra « jueces » me viene a la pluma, hablemos de esas
personas.
He aquí, en un mes, dos errores judiciales que se han producido. Unos
inocentes, condenados por unos ingenuos, han pasado algunos años o algunos meses
de prisión inmerecida.
En materia legal soy de una incompetencia absoluta. Pero hay un cosa que siempre
me sorprenderá; es la competencia de un carnicero, de un droguero o un
panadero, en los casos tan difíciles, tan complicados, tan psicológicos, donde
hay que discernir el culpable entre un inocente imbecil que se defiende mal y un
canalla malvado que enreda alegremente a su tribunal.
Un procurados de la República, decía un día en un salón: « Cuando un
criminal es inteligente, instruido, sin remordimientos, y cuando ha preparado
bien su crimen, nueve veces sobre diez se le absuelve. »
« Ahora bien, cuando unas sospechas pesan sobre un tonto
torpe para
defenderse del asunto, ¿hay que deducir que nueve veces de diez se le condena?
», pregunto. - « No; pero eso ocurre a menudo », dice el hombre a las
requisitorias.
Haría falta una arteria singular, una penetración genial, un conocimiento
maravilloso del hombre con sus astucias, sus defensas, sus supercherías, y una
larga práctica de los bribones y de las personas honradas, todo esto mezclado,
equilibrado por una inteligencia superior, una larga filosofía, para ser apto
para registar en los corazones, a discernir los testimonios, a descartar las causas
de errores, a evaluar la parte de turbación, de pasión, de bestialidad
natural y de instinto de conservación que vuelve maligno al último de
los seres, y es la suerte, el azar ciego que se encarga de designar aquellos que
cubrirán esas delicadas y tan difíciles funciones del jurado.
Se necesitan diez años de práctica en un picadero para conocer las astucias
puramente instintivas de un ciervo cazado,¿ y, de un día a otro, el
mercero de al lado será capaz de apreciar la culpabilidad indemostrable de un
hombre ?
La tontería de los jurados populares es a menudo tan patente que el presidente,
afligido, se ve obligado a explicar de nuevo la causa entera de la que ellos no
han comprendido nada, y, después de eso, ¡ deciden, absuelven y condenan !
Se ha suprimido el resumen de los debates que podía influenciarlos. ¿ Que
cuña ahora abrirá entonces esas ostras ?
4 de abril de 1882
Traducción
de José M. Ramos González para
http://www.iesxunqueira1.com/maupassant
Versión
en francés: http://maupassant.free.fr/cadre.php?page=oeuvre