COSAS Y DEMÁS
( Choses et autres )
Publicado en Gil Blas, el 12 de abril de
1882.
Estamos bastante aturdidos después de diez días con la boda de Sarah Bernhardt
y Damala.
Desde el primer rumor, todo el mundo, cronistas y
reporteros, han tomado su pluma, su mejor pluma, y nos han dado tal abundancia,
tal profusión de informaciones erróneas que desafío, hoy, no importa a que
lector concienzudo de hojas informativas, a tener la menor idea clara sobre la
persona que la viajera actriz acaba de tomar por esposo.
No nos hablen más de ella ni de él, por el amor
de Dios, por piedad, ¡oh, colegas de la prensa bien informada !. También ¿ de
qué nos han servido vuestros artículos, vuestros reportajes y vuestros
comentarios ?
¿ Quién, en Francia, tras diez días de periodismo
desenfrenado, podría solamente afirmar que Sara Bernhardt está casada ?
Ustedes me han dicho que esa cometa, judía
errante, católica, unida con un griego ante el cónsul de Grecia, se había
convertido en esposa griega legítima.
Ustedes me han dicho a continuación que esta voz
de oro internacional se había casado simplemente a la inglesa, como se sale de
las veladas aburridas.
Ustedes me han dicho después que las
formalidades de la ley inglesa no habían sido cumplimentadas con regularidad.
Veamos: ¿ se ha casado a la inglesa, a lo
griego, a lo turco, a la ligera, en libertad, a las alcaparras, a los pepinillos
o a la salsa blanca ? ¿ Se ha casado un poco, mucho, apasionadamente, o nada de
eso ?
¿ Cómo saberlo ?
Muchas dudas han sido planteadas; esa unión ha
sido descrita de tantos modos contradictorios, tantas jurisdicciones opuestas
parecen haber presidido esa unión, tantos casos de nulidad parece haber
amenazado, que nos reservamos el derecho de creer más en una formalidad regular
que en las miradas magnéticas del hiptonizador Donato.
Luego, una vez admitida esta certitud de que la
actriz posee un compañero ejerciendo de marido más o menos legalmente, ese
privilegiado ( si se puede considerar así ), ¿ es el Sr. conde de Amala, joven
griego de noble cuna y agregado de embajada, de gran porvenir, tal y como
ustedes nos lo han presentado de entrada ?
¿ O bien, no es más que el Sr. Damala, así de
corto, sin título ni partícula, pero siempre griego y diplomático, así como
ustedes nos lo han confirmado a continuación ?
¿ O todavía es ese tal Sr. Damala, el simple
hijo de un honorable comerciante marsellés, vendedor de esos productos
coloniales que conocemos generalmente bajo la denominación de ultramarinos ?
Sarah, finalmente, ¿ estaría mal casada como
ustedes nos lo han dejado suponer en último lugar ?
¡ Oh ! ¡ la duda ! ¡ la duda !
En el fondo,
Me preocupa tanto como una manzana a un pez.
Poco importa que el nuevo esposo sea descendiente
de Ulises en persona, o descendiente de un mercader de ciruelas de la Canebière;
poco me importa que se pueda decir a propósito de él, más tarde, el verso de
un poeta muerto:
Era el descendiente de un antiguo linaje,
o bien el verso, un poco modificado, de François
Coppée
Era un pequeño vendedor de Marsella.
Pero yo encuentro, ¡ oh, colegas de la
prensa informada ! que ustedes me dan poca información en muchas copias.
Otra boda está anunciada que hará cotillear
dentro de poco. Un joven de veintisiete años, hijo de padres pobres, nobles y
sin duda deshonestos, se va a casar con una mujer de sesenta y cuatro años,
pero rica y abuela, en detrimento incuestionable de los primeros herederos.
Permítanseme algunas reflexiones.
Puesto que la ley castiga lo que ella denomina la
corrupción de menores, ¿ cómo tolera, e incluso bendice, esas violaciones de
abuelas ?
¿ Es más inmoral mancillar a una niña que
profanar una antepasada ? ¿ comenzar demasiado pronto, que acabar demasiado
tarde ? Maxima debetur puero reverentia. Desde luego, si la infancia
tiene derecho a nuestros más delicados respetos, la santa vejez, la vejez en
cabellos blancos ¿ no debería acaso inspirarnos un respeto sin límites ?
Si es odioso abusar del ser demasiado joven, de
adelantar la hora en la que la naturaleza lo hace núbil, ¿ no es más odioso
aún, y aún menos en el orden regular, perseverar después de la hora en que la
naturaleza ha prohibido la maternidad ?
Puesto que la ley se toma la molestia de fijar la
edad del amor al principio de la vida ( apenas inútil a menudo, pero cuya
intención es loable ), ¿ no sería lógico que fijase también el límite de
edad, el instante de la retirada, el momento de la extinción de los fuegos ?
Que el legislador se preocupe igualmente de la
joven y de la anciana, pues los extremos se tocan, se dice. Una no es todavía
madura, la otra lo es demasiado. Una no es todavía mujer; la otra ha dejado de
serlo. Eso es lo que vale.
Por tanto, ¿ no sería justo condenar a la misma
pena a aquel que abusa de una jovencita de menos de quince años y a aquel que
se presta a los desbordamientos de las antiguas libertinas ?
¡ Una ley, por favor, contra los cazadores y
contra los seductores de ancianas !
En cualquier caso, estas son dos bodas que
anuncian sendas separaciones o divorcios.
Ahora bien, he aquí por adelantado un documento
que podrá servir tanto a una como a otra pareja. Es la tercera circular de la
misma clase que me pasa entre las manos desde hace un mes.
CASA ?
calle.....nº...
Paris, el...
Informaciones íntimas, etc.- Búsqueda de documentos importantes para la
separación de los cónyuges.- Procesos civiles, etc. Informaciones diversas a raíz
de vigilancias cotidianas.
Nota. El Señor hace observar que sus asuntos están siempre hechos bajo su
vigilancia inmediata, y, cuando se lo desee, por él unicamente.
Señor,
Los conocimientos que he adquirido por la práctica diaria y sobre todo por una
discreción absoluta han sabido hacerme apreciar por el Comercio, la
Magistratura, la Alta Sociedad y por todas las personas que han pensado en
recurrir a mis servicios.
He sido honrado con la íntima confianza de todos aquellos que han reconocido la
utilidad de estos servicios que puedo rendir siempre en un momento dado por la
vigilancia discreta y diaria que estoy en disposición de ejercer.
Dignase a agregar, etc.
He aquí, por ejemplo, unos negocios que me
producen el efecto de franquear alegremente el muro de la vida privada.
Por otra parte, la ley no tolera la prueba en materia de calumnia; se opone
incluso a la murmuración y maledicencia, y sin embargo vemos aquí instalada,
organizada, la libertad del espionaje, de la delación, la puerta abierta a
todas las infamias de los chivatos.
Esos turbios y dañinos investigadores de pistas
envían abiertamente sus programas y su publicidad con su nombre y su
dirección.
Registremos a uno y otro para saber donde
golpear... a puntapiés, si nunca somos víctimas de esos polizontes de
contrabando.
¿ Qué dice usted de la « Búsqueda de
Documentos importantes para la separación de los cónyuges » ?
¡ Que oficio más feo tienen esas feas personas
!
12 de abril de 1882
Traducción
de José M. Ramos González para
http://www.iesxunqueira1.com/maupassant
Versión en francés: http://maupassant.free.fr/cadre.php?page=oeuvre