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EL ENSAYO
Comedia en un acto de Guy de Maupassant

personajes:
SR. DESTOURNELLES, 55 años.
SRA. DESTOURNELLES, 25 años.
SR. René LAPIERRE, 25 años.

Un salón. Puertas al fondo y a la derecha. La Señora Destournelles, vestida como una pastora de Watteau, arregla su tocado ante el espejo.

Escena primera: El SR DESTOURNELLES, en levita, dispuesto a salir, entra por la puerta de la derecha y se detiene atónito al ver a su esposa.

SR. DESTOURNELLES
Señora, ¿ qué es ese disfraz ?
¡ Ya entiendo ! ¡ va a representar alguna farsa !

Sra. DESTOURNELLES
Usted lo ha dicho, Señor.


SR. DESTOURNELLES
El vestido es encantador.
Está usted adorable con ese atavío.


Sra. DESTOURNELLES
¿ Así que con cumplidos, eh ?... Pero yo soy su esposa,
¿ A que viene eso ?


Sr. DESTOURNELLES
Esa contestación es cruel, señora.
Digo la simple verdad, es mi deber 
De hombre y de marido.

Sra. DESTOURNELLES
Gracias.


Sr. DESTOURNELLES
¿Se puede saber
a cuento de qué mi esposa se ha convertido en actriz,
poeta tal vez, o colaboradora
de algún famoso autor ? Ignoraba hasta el momento
que el arte os hubiese causado alguna inquietud.
Perdón ¿ Y la farsa ?


Sra. DESTOURNELLES
Se trata de una comedia

Sr. DESTOURNELLES
¡ Estupendo ! ¿ calza usted el zapato de Talia ?
¿ Si no es demasiada indiscreción,
podría conocer el tema ?


Sra. DESTOURNELLES
Es una égloga

Sr. DESTOURNELLES
¡ Perfecto ! ¡ Una comedia bucólica !
¿ Y, la ha elegido con o sin música ?

Sra. DESTOURNELLES
Sin música

Sr. DESTOURNELLES
¡ Que lástima !

Sra. DESTOURNELLES
¿ Y por qué, por favor ?

Sr. DESTOURNELLES
Desde mi punto de vista hubiese sido más completa.
Yo soy muy pastoral. Encuentro que sobre la hierba
un pequeño toque de flauta es de un gran efecto.
Y además toda auténtica pastora, tendida bajo el olmo,
No debe cantar al amor más que con un caramillo.
Es el acompañamiento obligado de todo idilio:
La costumbre de rigor desde el dulce Virgilio.

Sra. DESTOURNELLES
(irónica)
No os sabía tan animoso de espíritu.
Desconocía hasta el momento a mi marido.
En este momento me gustaría haceros interpretar un papel;
En el del marqués de Pompadour  estaría usted verdaderamente...divertido.

Sr. DESTOURNELLES
(un poco ofendido)
Señora, eso es muy cierto. ¿ Quién podría hacer bien
algo de lo que no se entiende prácticamente nada ?

Sra. DESTOURNELLES
¿No quiere actuar en esta comedia ?

Sr. DESTOURNELLES
Desde luego que no; ¡ no me gustan las pastoras de Arcadia !
Además quiero dejar a cada uno su oficio.
Todo el mundo, ciertamente, podría ser portero;
Pero actor... ¡ oh no ! Eso es otra cosa.
Usted ignora como se ríe, se camina, se habla
cuando se tiene, por casualidad, un publico delante.
Vuestra naturalidad es de mal gusto.

Sra. DESTOURNELLES
(nerviosa)
Conozco hace tiempo esa vieja cantinela.

Sr. DESTOURNELLES
(con pedantería)
¡ Lo auténtico en un salón es falso sobre la escena,
Y lo auténtico sobre la escena es falso en un salón !
La actriz, en el mundo, tiene a menudo mala fama,
Os lo recuerdo, pero, cuando usted toma su lugar,
Vuestra más dulce sonrisa tiene el aspecto de una mueca.

Sra. DESTOURNELLES
(secamente)
Vuestros encantadores consejos son un tanto impertinentes.
¿ Ha terminado ?

Sr. DESTOURNELLES
No. Todavía no.- Ahora,
Vuestras obras de salón, falsas y preciosas,
Me sacan de quicio, y me resultan odiosas.
He aquí lo que siento. En cuanto a ese caballerete
De rizos, la boca en el corazón, y envarado como una estaca,
Soltando torpemente sus sosas zalamerías,
Hace tanto por el cielo con esas galanterías
Como un asno cantando una canción de amor; 
Comerciante por la mañana, y por la noche trovador,
Que, calculando precios a unos paños o unas telas,
Repite vagamente unos poemas a las estrellas,
Y deja su mostrador con un pequeño soplo
Para tomar el bastón y convertirse en pastor, 
¡ Es un necio por la mañana, y por la noche un figurón
Cuya risa es estúpida y su gracia siniestra !
¡ Aún si hubiese usted tomado algún fragmento agradable
Que, sin pretensión, podría ser divertido !
¡ Pero elegir una égloga !...  ¡ Y qué puesta en escena !
Es en esas cercas floridas donde serpentea el Sena.
Ese salón representa un campo, fresco y coqueto.
Para mayor verosimilitud pone allí un ramo.
A la derecha está una dama vestida de pastora;
Ella escucha, deshojando una planta de helecho,
Un caballero vestido; es un pequeño marqués;
Lleva torpemente un traje rosa exquisito,
Se inclina, y en la mano tiene un pequeño bastón
Que presenta a la dama con un aspecto muy estúpido.
- Tres taburetes dispersos simulan unas ovejas -
Todo es falso, el decorado, las personas y los trajes,
¡ Es cierto !... Ese pavo, en fin, que hace el cortejo,
Debe besaros la mano, cuando no es necesario,
Y por ese favor, con su orgullo engrandecido,
Se cree autorizado a otras libertades.
Luego esas escenas cara a cara donde se le desata la ternura; 
Donde la honrada mujer tiene unos papeles de amante...
(Vacila y trata de buscar lo que debe decir )
Son de un mal ejemplo para las personas de la casa.

Sra. DESTOURNELLES
(muy ofendida)
¡ Verdaderamente ! ¡ No habría previsto nunca esta razón !
Pero como quiero ser una esposa sumisa,
Que no quiero ver mi virtud comprometida
A los ojos de Rosalía o de vuestro cochero,
Renuncio a la representación.

Sr. DESTOURNELLES
(encogiéndose de hombros)
¡ Bueno ! ¿ Por qué se enfada ?

Sra. DESTOURNELLES
(la voz temblorosa, exasperada)
¡ Nada como ese cara a cara me horroriza !
¡ Nadie ha dicho nada sobre mi, de lo que me jacto !
Piense: si el portero sabe por un mayordomo
Que un joven  fue visto a mis pies hablándome
De amor, y que tenía la peluca empolvada,
La noticia correría por toda la región.
El cartero, repartiendo sus cartas cada día, 
Difundiría ese rumor por las puertas de los alrededores:
Iría aumentando de las porterías a las buhardillas.
Y todos, desde el barrendero de la calle a las pescantinas
Que circulan su coche con los : "Se dice que..."
¡ Me mirarán de arriba a abajo, de pies a cabeza, con aire atrevido !

Sr. DESTOURNELLES
(turbado, humilde)
Veamos, si he tenido alguna intención malsana,
No era, después de todo, más que una simple broma.

Sra. DESTOURNELLES
(sofocada, con lágrimas en los ojos)
Sé que nosotras debemos soportar todo, sospechas, 
Injurias, palabras hirientes de todo tipo.
Debemos obedecer a la menor palabra,
Ser humildes y siempre dulces; es nuestro rol,
Lo sé; pero mi dulzura tiene un límite.
Nuestros amantes... nuestros maridos, quiénes se permiten... todo,
Merodean a nuestro alrededor como policías,
Acusándonos sin cesar, nos espían...

Sr. DESTOURNELLES
(conciliador)
Nada de lágrimas,
Te lo ruego; hagamos las paces. Perdón, en serio,
He sido brutal y estúpido...lo confieso, estoy dispuesto
A todo lo que haga falta para que me perdones.
Dame, beso tus manos. ¡ Que delicadas !
Quiero ponerte esta noche dos gruesos brazaletes de oro; 
Pero actuarás. - ¿ Me has perdonado ?

Sra. DESTOURNELLES
(muy digna)
Todavía no.

Sr. DESTOURNELLES
¿No ? pero pronto.

Sra. DESTOURNELLES
(igual)
¿ Quién sabe ?

Escena 2: Los mismos, René LAPIERRE en el papel del marqués Luis XV.

UN CRIADO
(anunciando)
El Señor René Lapierre.

Sr. RENE
(entrando)
El marqués Luis XV

Sr. DESTOURNELLES
¡ Ah ! Vuestr
a pareja;
Hasta luego.
Saludando al Sr. Lapierre
Bello marqués.

SR. RENE
Para serviros, caballero.

SR. DESTOURNELLES
El traje es encantador y le sienta de maravilla.
Sale. René besa la mano de la señora Destournelles.

Escena 3: SEÑORA DESTOURNELLES, RENE

Sra DESTOURNELLES
(nerviosa, la voz seca)
¿ Ha aprendido al menos bien su papel ?

Sr. RENE
No olvidaría ni una sola palabra.

Sra. DESTOURNELLES
Entonces comencemos dado que está usted dispuesto:
Yo estoy sola al principio. El marqués aparece.
Sin verme llega en medio de la escena;
Durante algunos instantes él está absorto y se pasea; 
Y luego me ve. ¿ De acuerdo ?

Sr. RENE
Estoy listo.
ella se sienta sobre una silla baja. Él se aproxima a ella con unas monerías pretenciosas.

Sra. DESTOURNELLES
Esté más suelto y sea más natural.

Sr. RENE
(deteniéndose)
No puedo;
Estoy muy incómodo, pues mi traje me molesta.
su espada se mete entre sus piernas

Sra. DESTOURNELLES
(secamente)
Vuestra espada va a escaparse de su vaina.
Usted parece torpe y espeso. Volvamos a comenzar.
él vuelve a hacer el mismo tejemaneje que antes, pero de un modo todavía más amanerado.
No tiene necesidad de todas esas maneras,
Señor.

Sr. RENE
(humillado)
Me gustaría veros en mi lugar,
Señora. ¿ Cómo quiere usted que haga ?

Sra. DESTOURNELLES
(impaciente)
Como si usted fuese un marqués natural;
Un marqués auténtico. Abandone ese aire demasiado solemne,
Y camine simplemente como un caballero que pasa.
Recoja un poco la espada, con gracia;
Una mano sobre la cadera; y luego paséese,
sin tener tanto plomo fundido en las rodillas.
Está usted almidonado como un dibujo de modas.

Sr. RENE
Si no llevase este incómodo traje...

Sra. DESTOURNELLES
Me parece usted un marqués enterrador,
Sea gracioso.
él vuelve a comenzar

SR. RENE
¿ Está bien ?

Sra DESTOURNELLES
Todavía no.
¡ Que el hombre está forzado ! Decir que toda mujer, 
Entiendo mujer de mundo, es actriz en el alma.
La mujer de teatro es torpe, y no sabe
Sonreír, levantarse, sentarse, o dar un paso
Sin parecer trágica. Nada las turba.
Eso no se enseña, es un asunto de raza.
Se puede adquirir el arte, pero no la naturaleza.
Por el estudio se convierten en lo que fue Rachel
Que permanecerá siempre siendo tiesa y pretenciosa,
A menudo muy dramática, y nunca graciosa.
Yo, yo he actuado dos veces, y tuve un éxito tremendo.
Tenía un vestuario exquisito, una auténtica joya.
Se me aplaudió, era como un frenesí;
Creí que haría morir de celos
A la Señora de Lancy que actuaba conmigo.
Recité algunos versos: no recuerdo de quién;
Alguna cosa divertida y que hizo reír mucho.
Pero, la segunda vez, no tenía que decir nada;
Hacía de criada llevando una bandeja
Donde debía encontrarse un vaso lleno de agua.
Llevaba la bandeja; pero olvidé el vaso.
El actor mi miró de un modo severo;
El público se torcía de risa; entonces me di cuenta
Que tenía la bandeja, pero sin nada encima.
A mi vez, me puse a reír como una loca.
El señor no pudo retomar la palabra
Tan alegre estaba.¡  Se río todo el tiempo !...
volviéndose hacia René que la mira fijamente escuchándola.
Pero que hace usted entonces, señor, ¿ lo espero ?

Sr. RENE
Señora, escuchaba.

Sra. DESTOURNELLES
Soy yo quién os escucha.
Usted no tiene tiempo que perder. Vamos, adelante
¿ Y bien ?

Sr. RENE
(después de una larga vacilación)
No sé bien del todo el primer verso.

Sra. DESTOURNELLES
(furiosa)
Señor, comienza usted a ponerme de los nervios.

Sr. RENE
Cuando el primero salga, vendrán todos a continuación.

Sra. DESTOURNELLES
Desde luego, vendrán. A menos que huyan.

Sr. RENE
(golpeándose la frente)
¡ Como se olvida ! Vamos, apúnteme, nada más que un poco.

Sra. DESTOURNELLES
¡ Ah ! puedo yo soplando, avivar vuestro fuego.
ella le apunta el primer verso

Sr. RENE
(recita con embarazo)

Te vi encantadora pastora,
Sentada, un día, sobre el helecho;
Sí, allá abajo, te vi un día;
Y todo mi corazón arde de amor;
No se trata de una llama pasajera
que se apaga, equivocada y ligera.
Es de un amor indestructible
del que me quemo, dulce pastora,
cuando te vi sobre el helecho...
¿ Esta bien ?

Sra. DESTOURNELLES
"Está bien " no está en el papel, seguramente.
Y además eso estaría bien.... si fuese de otro modo.

Sr. RENE
¿ Eso por qué ?

Sra. DESTOURNELLES
¿ Por qué ? usted es horroroso
Como un pequeño niño que recita una fábula.
Vuestra voz, vuestro cuerpo, vuestros gestos son de madera.
¿ Ha amado en alguna ocasión ?

Sr. RENE
(muy sorprendido)
¿ Yo ?

Sra. DESTOURNELLES
Usted.

Sr. RENE
Desde luego... algunas veces.

Sra DESTOURNELLES
Pues bien, cuéntemelo.

Sr. RENE
¿ Qué ?

Sra. DESTOURNELLES
Vuestras conquistas;
Pues no me imagino viéndoos haciendo volver las cabezas.

Sr. RENE
No diría que no lo haya conseguido...

Sra. DESTOURNELLES
¿ Siempre ?
No. Usted no debe ser agraciado en amores.
¡ Y bien ! vamos a ver que sabe usted hacer.
Supongamos que una mujer, hábil en el arte de gustar,
se encuentra cara a cara con usted. Su... espíritu
Desde hace tiempo atrae vuestro corazón y lo toma.
- Supongamos que yo sea esta mujer encantadora -
Usted quiere expresar el amor que os atormenta;
Estamos los dos solos. - Venga.-
ella espera. El queda de pie ante ella en una pose
embarazosa.
Y bien, ¿ eso es todo ?
Se puede sin peligro escuchar hasta el final.
Entonces cambiemos de papel, y sea usted la pastora.
Voy a improvisar. Siéntese; - querida. -
ella toma el sombrero del marqués; se lo pone; flexiona una rodilla
ante él, y, con una burla en la voz. 
Corro junto a la felicidad;
Cuanto más corro, más rápido voy.
Pero esa felicidad que me evita,
digo, ¿ no está en tu corazón?
Busco la dulce fiebre;
Pero ella siempre me huye.
Esta fiebre de los amores,
¿No está sobre tu labio ?
Para encontrarlos tengo el propósito
De besar, oh mi huidiza,
Y tu alma sobre tu boca,
Y tu dulce corazón sobre tu seno.
Ella lo mira riendo, luego, levantándose.
Él la abraza. ¿ Es usted una pastora de Sèvres ?
Turbaros. Que un suspiro se escape de vuestros labios.
Bajad los ojos, temblad, palideced, rugid, 
Cambiando de tono - con voz breve
Eso, no haremos nada. Querido señor, esto es bastante.

Sr. RENE
(bruscamente)
Estoy mal, el problema está en mi traje;
Si estuviese en traje simple, presumo 
Que sabría sin problema expresar mi amor.
En la época florida en la que reinaba Pompadour,
Casi tanto que la cabeza era el polvorín de la idea;
Y la frase ambigua, con sentido cadencioso,
Parecía una canción en los labios de los amantes.
Ellos tenían en el espíritu más ornamentos
que cintas de seda en su fresco vestuario.
El amante era ligero, el amante era fogoso.
No se permitían más que pequeños besos
Para no hacer confundirse a sus rizos cabellos;
Y tenían tanta gracia y delicadeza
Que una palabra un poco brutal hubiese roto su ternura.
Pero hoy, que se ha deshilvanado para siempre
lL pompa de los trajes y la de los discursos,
No comprendemos más que esas fútiles maneras;
Y para hacerse amar son necesarios otras oraciones,
Más simples pero también más ardientes.

Sra. DESTOURNELLES
Es necesario,
Querido señor, para representar un papel sin fallos,
Ponerse, con el traje, la piel del personaje;
Sentir con su corazón, pensar según su edad,
Amar como él amaba.

Sr. RENE
Pero yo, si yo amo también.

Sra. DESTOURNELLES
Usted no ama

Sr. RENE
Perdón, yo amo.

Sra. DESTOURNELLES
No.

Sr. RENE
Sí.

Sra. DESTOURNELLES
Entonces usted ha debido decirle: " Yo os amo"
Recuerde el tono, y luego haga lo mismo.

Sr. RENE
No. No me he atrevido a decirlo.

Sra. DESTOURNELLES
Es discreto.
¿ Ha pensado entonces que ella adivinaría ?

Sr. RENE
No.

Sra. DESTOURNELLES
¿ Pero qué espera usted entonces ?

Sr. RENE
¿ Yo ? nada. No me atrevo.

Sra. DESTOURNELLES
Eso es falso. El hombre siempre espera alguna cosa.

Sr. RENE
Yo no quiero más que una sonrisa, una palabra, una buena mirada.

Sra. DESTOURNELLES
Eso es demasiado poco.

Sr. RENE
Nada más. A menos que el azar, un día, defienda mi causa.

Sra. DESTOURNELLES
¡ Oh ! el azar no defiende,
No olvide eso, para que le ayude.

Sr. RENE
Sufro horriblemente al no atreverme a hablar.
Sus ojos, cuando me miran, parecen estrangularme;
Tengo miedo de ella.

Sra. DESTOURNELLES
¡ Dios mío ! mira que los hombres son... brutos.
No sabe aún, ignorante que es usted,
Que esos cumplidos no nos ofenden nunca.
Vera usted, si yo fuese un hombre, y si yo amase.
René toma sus manos y las besa con pasión. Ella las retira
vivamente, muy asombrada, un poco enfadada.
No autorizo esas maneras demasiadas ligeras;
La palabra basta, señor, modere vuestros gestos.

Sr. RENE
(cayendo a sus rodillas)
Desde luego, era tímido y grotesco. ¿ Por qué ?
Temía que mi corazón me delatase a mi pesar 
Y que diese lugar a uno de esos cretinos de frívolos propósitos,
Ese corazón que desbordaba no dice otras palabras.
Ella se aleja de él, él la persigue agarrando su vestido
¡ Ah ! usted lo ha provocado, señora, es demasiado tarde.
¿ No ha visto brillar en mi mirada,
Cuando la fijaba en usted, unos destellos de locura;
Ni encontrado sobre mi rostro extraviado y pálido
Esas arrugas que han creado tantas torturas nocturnas ?
¿Usted no se ha percatado entonces de que a menudo os huía;
De que un estremecimiento me atenazaba cuando vuestra mano me rozaba
Y que si he perdido la cabeza, completamente,
Cuando mirándome vuestros labios me han sonreído,
Vuestra mirada me ha tocado, marcado, quemado, asesinado ?
De este modo un desgraciado, sube sobre una cima,
Se siente afectado de golpe por las fiebres del abismo,
Y se arroja perdidamente al dentro, la cabeza ardiendo;
Así, cuando miro en el fondo de vuestros ojos,
el vértigo me colma de un amor sin límite !
Toma su mano y la coloca sobre su corazón.
Mire, ¿ siente como palpita mi corazón ?

Sra. DESTOURNELLES
(asustada)
Esto es demasiado. Se os creería el cerebro extraviado;
Y la dicción incluso tiene un aire exagerado.
La puerta del fondo se abre sin ruído, y el Sr. Destournelles aparece, llevando en cada mano un estuche de brazalete. Se detiene y escucha sin ser visto.

Sr. RENE
Sí, es cierto, mi espíritu se extravía, ¡ estoy loco !
Cuando a un caballo se le afloja la brida del cuello,
Se deja llevar, y he aquí lo que ha hecho mi pensamiento;
Hasta este momento lo tenía comedido y controlado,
Pero, cerca de usted, tiene unos impulsos demasiado poderosos.
¡ No puedo expresar los ardores que siento !
Sí, os amo, y tengo los labios torturados
De la necesidad de tocar vuestra adorada boca;
Y mis brazos, a mi pesar, se abren para tomaros,
Tanto me posee hacia usted un inmenso deseo.

Sra DESTOURNELLES
(escapándole)
Me enfado. Detenga esta broma.

Sr. RENE
(arrojándose a sus pies)
La amo, la amo.

Sra. DESTOURNELLES
(asustada)
Basta, o grito.

Sr. RENE
(confuso)
Perdón.

Sra. DESTOURNELLES
(con altivez)
Levántese, voy a llamar.

Sr. RENE
(desesperado)
¡ Dios mío ! usted no podrá perdonarme nunca.

Escena 4: Los mismos, Sr. DESTOURNELLES

Sr. DESTOURNELLES
(aplaudiendo)
¡ Bravo ! ¡ bravo ! ¡ Muy bien ! ¡Actúa usted de maravilla !
No os creía un calor semejante.
Mis felicitaciones, señor, eso está muy bien. ¡Y yo tenía
la estúpida intención de encontraros mal actor !
¡ Oh ! mil veces perdón, es usted admirable;
Y sobre todo tiene ese arte incomparable
de ser tan natural, tan preciso, tan vivo,
Que consigue que ese fragmento de amor sea verdaderamente emocionante.
¡ Todo es perfecto: la voz, la expresión, el gesto !
Lo difícil ya está hecho, y lo demás
Vendrá por añadidura. Sin embargo, hay que saber como
Llegará justo usted al último momento;
Pues eso va siempre muy bien cuando se ensaya;
Pero en los días de Estreno se pierde un poco la cabeza.

Sra. DESTOURNELLES
(con una sonrisa imperceptible, y tomando los brazaletes de las manos de su marido)
Amigo mío, permanezca tranquilo sobre ese punto,
Pues si el señor la pierde... yo no la perderé.

FIN

Traducción de José M. Ramos
para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant

 

UNE REPETITION
comédie en un acte de Guy de MAUPASSANT

personnages :
M. DESTOURNELLES, 55 ans.
Madame DESTOURNELLES, 25 ans.
M. René LAPIERRE, 25 ans.

un salon. portes au fond et à droit. Madame Destournelles, habillée en bergère Watteau, arrange sa coiffure devant la glace.

Scène première : M. DESTOURNELLES, en redingote, prêt à sortir, entre par la porte de droite, et s'arrête stupéfait en apercevant sa femme.

M. DESTOURNELLES
Madame, qu'est-ce donc que cette mascarade ?
Je comprend ! vous allez jouer quelque charade !


Mme DESTOURNELLES
Vous l'avez dit, monsieur.

M. DESTOURNELLES
Le costume est charmant.
Vous êtes adorable en cet accoutrement.


Mme DESTOURNELLES
Fi donc ! des compliments ?... Mais je suis votre femme,
A quoi bon ?

M. DESTOURNELLES
La réplique est cruelle, madame.
Je dis la vérité simple, c'est mon devoir
et d'homme et de mari.


Mme DESTOURNELLES
Merci.

M. DESTOURNELLES
Peut-on savoir
A quel sujet ma femme est devenue actrice,
Et poète peut-être, ou collaboratrice
De quelque auteur fameux ? J'ignorais jusqu'ici
Que l'art vous eût jamais causé quelque souci.
Pardon. Et la charade ?


Mme DESTOURNELLES
C'est une comédie.

M. DESTOURNELLES
Bravo ! vous chaussez donc le socque de Thalie ?
Alors, si ce n'est point être trop indiscret,
Pourrais-je, en vous priant, connaître le sujet ?


Mme DESTOURNELLES
Une églogue.

M. DESTOURNELLES
Parfait ! c'est une bucolique !
Et, l'avez-vous choisie avec ou sans musique ?


Mme DESTOURNELLES
Sans musique.

M. DESTOURNELLES
Tant pis !


Mme DESTOURNELLES
Et pourquoi, s'il vous plaît ?

M. DESTOURNELLES
A mon avis du moins, c'eût été plus complet
Je suis très pastoral. Je trouve que sur l'herbe
Un petit air de flûte est d'un effet superbe.
Et puis tout vrai berger, étendu sous l'ormeau,
Ne doit chanter l'amour qu'avec un chalumeau.
C'est l'accompagnement forcé de toute idylle :
L'usage en est resté depuis le doux Virgile.


Mme DESTOURNELLES
(ironique)
Je ne vous savais point si pétillant d'esprit.
J'avais, jusqu'à ce jour, méconnu mon mari.
A présent je voudrais vous faire prendre un rôle ;
En marquis Pompadour vous seriez vraiment... drôle.

M. DESTOURNELLES
(un peu blessé)
Madame, c'est très vrai. Qui pourrait faire bien
Une chose à laquelle on n'entend juste rien ?


Mme DESTOURNELLES
Vous en voulez beaucoup à cette comédie ?

M. DESTOURNELLES
Certes ; je n'aime pas les bergers d'Arcadie !
Et puis je veux laisser à chacun son métier.
Tout le monde, il est vrai, pourrait être portier ;
Mais acteur... oh non pas ! Cela c'est autre chose.
Vous ignorez comment on rit, on marche, on cause
Quand on a, par hasard, un public devant soi.
Votre grand naturel est de mauvais aloi.

Mme DESTOURNELLES
(nerveuse)
Je sais depuis longtemps cette vieille rengaine.

M. DESTOURNELLES
(pédantesquement)
Le vrai dans un salon est du faux sur la scène,
Et le vrai sur la scène est faux dans un salon !
L'actrice, dans le monde, a souvent mauvais ton,
Je vous l'accorde, mais, quand vous prenez sa place,
Votre plus doux sourire a l'air d'une grimace.

Mme DESTOURNELLES
(sèchement)
Et vos charmants conseils ont l'air impertinent.
Est-ce fini ?

M. DESTOURNELLES
Non. pas encore. - Maintenant,
Vos pièces de salon, fausses et précieuses,
Me prennent sur les nerfs, et me sont odieuses.
Voilà mon sentiment. Quant au petit monsieur
Frisé, la bouche en coeur, et roide comme un pieu,
Débitant gauchement ses fades sucreries,
Autant fait par le ciel pour ces galanteries
Qu'un âne pour chanter une chanson d'amour ;
Commerçant le matin, et le soir troubadour,
Qui, calculant le prix ou des draps ou des toiles,
Répète vaguement des couplets aux étoiles,
Et quitte son comptoir d'un petit air léger
Pour prendre la houlette et devenir berger,
C'est un sot le matin, et le soir c'est un cuistre
Dont le rire est stupide et la grâce sinistre !
Encore, eussiez-vous pris quelque morceau plaisant
Qui, sans prétention, pourrait être amusant !
Mais choisir une églogue !... Et quelle mise en scène ?
C'est dans ces prés fleuris où serpente la Seine.
Ce salon représente un champ, frais et coquet.
Pour plus de vraisemblance on y pose un bouquet
A droite est une dame habillée en bergère ;
Elle écoute, effeuillant un rameau de fougère,
Un monsieur costumé ; c'est un petit marquis ;
Il porte lourdement un habit rose exquis,
S'incline, et dans la main il tient une houlette
Qu'il présente à la dame avec un air fort bête.
- Trois tabourets épars simulent des brebis -
Tout est faux, le décor, les gens et les habits,
Est-ce vrai ?... Ce dindon, enfin, qui fait la roue,
Doit vous baiser la main, quand ce n'est point la joue,
Et par cette faveur son orgueil attisé
A d'autres libertés se croit autorisé.
Puis ces longs tête-à-tête où l'on feint la tendresse ;
Où l'honnête femme a des rôles de maîtresse...
il hésite et cherche ce qu'il doit dire.
Sont d'un mauvais exemple aux gens de la maison.

Mme DESTOURNELLES
(très blessée)
Vraiment ! Je n'aurais pas prévu cette raison !
Mais comme je veux être une femme soumise,
Que je ne veux pas voir ma vertu compromise
Aux yeux de Rosalie ou de votre cocher,
Je renonce à jouer.

M. DESTOURNELLES
(haussant les épaules)
Bon ! Pourquoi vous fâcher ?

Mme DESTOURNELLES
(la voix tremblante, exaspérée)
Rien que ce tête-à-tête à présent m'épouvante !
Personne encor sur moi n'a rien dit, je m'en vante !
Songez : si le concierge apprend par un valet
Qu'un jeune homme à pieds fut vu ; qu'il me parlait
D'amour, et qu'il avait la perruque poudrée,
La nouvelle en ira par toute la contrée.
Le facteur, en donnant ses lettres chaque jour,
Distribuera ce bruit aux portes d'alentour :
Il ira grossissant de la loge aux mansardes.
Et tous, du balayeur de la rue aux poissardes
Qui roulent leur voiture avec les : "ce qu'on dit"
Me toiseront, des pieds au front, d'un air hardi !

M. DESTOURNELLES
(embarrassé, humble)
Voyons, si j'ai tenu quelque propos maussade,
Ce n'était, après tout, qu'une simple boutade.

Mme DESTOURNELLES
(suffoquant, les larmes aux yeux)
Je sais que nous devons tout supporter, soupçons,
Injures, mots blessants de toutes les façons !
Nous devons obéir à la moindre parole,
Etre humbles et toujours douces ; c'est notre rôle,
Je le sais ; mais enfin ma douceur est à bout.
Nos maîtres... nos maris, qui se permettent... tout,
Rôdent autour de nous ainsi que des gendarmes,
Nous accusent sans cesses, espionnent...

M. DESTOURNELLES
(caressant)
Pas de larmes,
Je t'en prie ; et faisons la paix. Pardon, C'est vrai,
Je fus brutal et sot... je l'avoue, et suis prêt
A tout ce qu'il faudra pour que tu me pardonnes.
Tiens, je baise tes mains. Comme elles sont mignonnes !
J'y veux mettre ce soir deux gros bracelets d'or ;
Mais tu joûras. - M'as-tu pardonné ?

Mme DESTOURNELLES
(très digne)
Pas encor.

M. DESTOURNELLES
Non ? mais bientôt.

Mme DESTOURNELLES
(de même)
Qui sait ?

Scène 2 : Les mêmes, René LAPIERRE en marquis Louis XV.

UN DOMESTIQUE
(annonçant)
Monsieur René Lapierre.

M. RENE
(entrant)
En marquis Louis Quinze.

M. DESTOURNELLES
Ah ! votre partenaire ;
Au revoir.
Saluant M. Lapierre
Beau marquis.

M. RENE
Monsieur, pour vous servir.

M. DESTOURNELLES
Le costume est charmant et vous sied à ravir.
Il sort. René baise la main de madame Destournelles.

Scène 3 : MADAME DESTOURNELLES, RENE

Mme DESTOURNELLES
(nerveuse, la voix sèche)
Au moins, avez-vous bien retenu votre rôle ?

M. RENE
Je n'en oublirai point une seule parole.

Mme DESTOURNELLES
Alors nous commençons puisque vous êtes prêt :
Je suis seule d'abord. Le marquis apparaît.
Sans me voir il arrive au milieu de la scène ;
Pendant quelques instants il rêve et se promène ;
Et puis il m'aperçoit. Nous y sommes ?

M. RENE
J'y suis.
elle s'assied sur une chaise basse. Il s'approche d'elle avec des grâces prétentieuses.

Mme DESTOURNELLES
Soyez plus libre et plus naturel.

M. RENE
(s'arrêtant)
Je ne puis ;
J'en suis fort empêché, car mon habit me gêne.
son épée se prend entre ses jambes

Mme DESTOURNELLES
(sèchement)
Votre rapière va s'échapper de sa gaîne.
Vous paraissez épais et lourd. Recommençons.
il fait le même manège que tout à l'heure, mais d'une façon encore plus maniérée.
Vous n'avez pas besoin de toutes ces façons,
Monsieur.

M. RENE
(vexé)
Je voudrais bien vous voir prendre ma place,
Madame. Comment donc voulez-vous que je fasse ?

Mme DESTOURNELLES
(impatiente)
Comme si vous étiez un marquis naturel ;
Un vrai marquis. Quittez cet air trop solennel,
Et marchez simplement comme un monsieur qui passe.
Relevez quelque peu votre épée, avec grâce ;
Une main sur la hanche ; et puis promenez-vous,
Sans avoir tant de plomb fondu dans les genoux.
Vous êtes empesé comme un dessin de mode.

M. RENE
Si je ne portais point cet habit incommode...

Mme DESTOURNELLES
Vous me faites l'effet d'un marquis croque-mort,
Soyez donc gracieux.
il recommence

M. RENE
Est-ce bien ?

Mme DESTOURNELLES
Pas encor.
Que l'homme est emprunté ! Dire que toute femme,
J'entends femme du monde, est actrice dans l'âme.
La femme de théâtre est gauche, et ne sait pas
Sourire, se lever, s'asseoir, ou faire un pas
Sans paraître tragique. Un rien les embarrasse.
Cela ne s'apprend point, c'est affaire de race.
On peut acquérir l'art, mais non le naturel.
Par l'étude on devient ce que fut la Rachel
Qui demeura toujours roide ou prétentieuse,
Souvent fort dramatique, et jamais gracieuse.
Moi, j'ai joué deux fois, et j'eus un succès fou.
J'avais une toilette exquise, un vrai bijou.
On m'applaudit, c'était comme une frénésie ;
J'ai cru que je ferais mourir de jalousie
Madame de Lancy qui jouait avec moi.
Je disais quelques vers : je ne sais plus trop quoi ;
Quelque chose de drôle et qui fit beaucoup rire.
Mais, la deuxième fois, je n'avais rien à dire ;
Je faisais une bonne apportant un plateau
Où devait se trouver un verre rempli d'eau.
J'apportai le plateau ; mais j'oubliai le verre.
L'acteur me regarda d'une façon sévère ;
Le public se tordait ; alors je m'aperçus
Que j'avais le plateau voulu, mais rien dessus.
Ma foi, je n'y tins pas, j'ai ri comme une folle.
Le monsieur n'a pas pu reprendre la parole
Tant on était joyeux. On a ri tout le temps !...
se tournant vers René qui la regarde fixement en l'écoutant
Mais que faites-vous donc, monsieur, je vous attends ?

M. RENE
Madame, j'écoutais.

Mme DESTOURNELLES
C'est moi qui vous écoute.
Vous n'avez pas de temps à perdre. Allons, en route
Eh bien ?

M. RENE
(après une longue hésitation)
Je ne sais plus du tout le premier vers.

Mme DESTOURNELLES
(furieuse)
Monsieur, vous commencez à m'agacer les nerfs.

M. RENE
Quand j'aurai le premier, tous viendront à la suite.

Mme DESTOURNELLES
Certes, ils viendront. A moins qu'ils ne prennent la fuite.

M. RENE
(se frappant le front)
Comme on oublie ! Allons, soufflez-moi, rien qu'un peu.

Mme DESTOURNELLES
Ah ! puissé-je, en soufflant, rallumer votre feu.
elle souffle

M. RENE
(il récite avec embarras)
Je te vis, charmante bergère,
Assise, un jour, sur la fougère ;
Oui, là-bas, je te vis un jour ;
Et tout mon coeur brûla d'amour ;
Non point de flamme passagère
Qui s'éteint, trompeuse et légère.
C'est d'un indestructible amour
Que je brûlai, douce bergère,
Quand je te vis sur la fougère...
C'est bien ?

Mme DESTOURNELLES
"C'est bien" n'est pas au rôle, assurément.
Et puis ce serait bien... si c'était autrement.

M. RENE
Pourquoi cela ?

Mme DESTOURNELLES
Pourquoi ? vous êtes détestable
Comme un petit garçon qui récite une fable.
Votre voix, votre corps, vos gestes sont en bois.
Avez-vous aimé ?

M. RENE
(très étonné)
Moi ?

Mme DESTOURNELLES
Vous.

M. RENE
Certes... quelquefois.

Mme DESTOURNELLES
Eh bien, racontez-moi cela.

M. RENE
Quoi ?

Mme DESTOURNELLES
Vos conquêtes ;
Car je ne vous vois pas faisant tourner les têtes.

M. RENE
Je ne dirai point si j'ai réussi...

Mme DESTOURNELLES
Toujours ?
Non. Vous ne devez pas être heureux en amours.
Eh bien ! nous allons voir ce que vous savez faire.
Supposons qu'une femme, habile en l'art de plaire,
Se trouve en tête-à-tête avec vous. Son... esprit
Dès longtemps attira votre coeur et le prit.
- Supposons que je sois cette femme charmante -
Vous voulez exprimer l'amour qui vous tourmente ;
Nous sommes tous deux seuls. - Allez. -
elle attend. Il reste debout devant elle dans une pose embarrassée.
Eh bien, c'est tout ?
On peut sans péril écouter jusqu'au bout.
Alors changeons de rôle, et soyez la bergère.
Je vais improviser. Asseyez-vous; - ma chère. -
elle prend le chapeau du marquis ; s'en coiffe ; fléchit un genou devant lui, et, avec une moquerie dans la voix.
Je cours après le bonheur ;
Plus je cours, plus il va vite.
Mais ce bonheur qui m'évite,
Dis, n'est-il pas dans ton coeur ?
Je cherche la douce fièvre ;
Mais elle me fuit toujours.
Cette fièvre des amours,
N'est-elle pas sur ta lèvre ?
Pour les trouver j'ai dessein
De baiser, ô ma farouche,
Et ton âme sur ta bouche,
Et ton doux coeur sur ton sein.
elle le regarde en riant, puis, se relevant.
Il l'embrasse. Etes-vous une bergère en Sèvres ?
Troublez-vous. Qu'un soupir s'échappe de vos lèvres.
Baissez les yeux, tremblez, pâlissez, rougissez.
changeant de ton - d'une voix brève
Çà, nous ne ferons rien. Cher monsieur, c'est assez.

M. RENE
(brusquement)
Je suis mauvais, la faute en est à mon costume ;
Si j'étais en habit tout simple, je présume
Que je saurais sans peine exprimer mon amour.
A l'époque fleurie où régnait Pompadour,
presque autant que la tête on poudrait la pensée ;
Et la phrase ambiguë, avec soin cadencée,
Semblait une chanson aux lèvres des amants.
Ils avaient en l'esprit encor plus d'ornements
Que de rubans de soie à leur fraîche toilette.
L'amant était léger, l'amante était follette.
Ils ne se permettaient que de petits baisers
Pour ne point faire tort à leurs cheveux frisés ;
Et gardaient tant de grâce et de délicatesse
Qu'un mot un peu brutal eût rompu leur tendresse.
Mais aujourd'hui, qu'on a décousu pour toujours
La pompe des habits et celle des discours,
Nous ne comprenons plus ces futiles manières ;
Et pour se faire aimer il faut d'autres prières,
Plus simples mais aussi plus ardentes.

Mme DESTOURNELLES
Il faut,
Cher monsieur, pour jouer un rôle sans défaut,
Se mettre, avec l'habit, la peau du personnage ;
Sentir avec son coeur, penser selon son âge,
Aimer comme il aimait.

M. RENE
Mais moi, si j'aime aussi.

Mme DESTOURNELLES
Vous n'aimez pas.

M. RENE
Pardon, j'aime.

Mme DESTOURNELLES
Mais non.

M. RENE
Mais si.

Mme DESTOURNELLES
Alors vous avez dû lui dire : "Je vous aime."
Rappelez-vous le ton, et puis faites de même.

M. RENE
Non. Je n'ai point osé lui dire.

Mme DESTOURNELLES
C'est discret.
Vous avez donc pensé qu'elle devinerait ?

M. RENE
Non.

Mme DESTOURNELLES
Mais qu'espérez-vous alors ?

M. RENE
Moi ? rien. Je n'ose.

Mme DESTOURNELLES
C'est faux. L'homme toujours espère quelque chose.

M. RENE
Je ne veux qu'un sourire, un mot, un bon regard.

Mme DESTOURNELLES
C'est trop peu.

M. RENE
Rien de plus. A moins que le hasard,
Un jour, plaide ma cause.

Mme DESTOURNELLES
Oh ! le hasard ne plaide,
N'oubliez point ceci, que pour celui qui l'aide.

M. RENE
Je souffre horriblement de n'oser point parler.
Son oeil, quand il me fixe, a l'air de m'étrangler ;
J'ai peur d'elle.

Mme DESTOURNELLES
Mon Dieu ! que les hommes sont... bêtes.
Savez-vous point encore, ignorant que vous êtes,
Que ces compliments-là ne nous blessent jamais.
Vous verriez, si j'étais un homme, et si j'aimais.
René saisit ses mains et les baise avec passion. Elle les retire vivement, très étonnée, un peu fâchée
Je n'autorise pas ces manières trop lestes ;
La parole suffit, monsieur, gardez vos gestes.

M. RENE
(tombant à ses genoux)
Certes, j'étais timide et grotesque. Pourquoi ?
Je craignais que mon coeur éclatât malgré moi !
Et qu'au lieu des fadeurs de ces propos frivoles,
Ce coeur qui débordait ne dit d'autres paroles.
elle s'éloigne de lui, il la poursuit en tenant sa robe
Ah ! vous l'avez permis, madame, il est trop tard.
Vous n'avez donc pas vu briller dans mon regard,
Quand il était sur vous, des éclairs de folie ;
Ni trouvé sur ma face égarée et pâlie
Ces sillons qu'ont creusés les tortures des nuits ?
Vous n'avez donc pas vu que souvent je vous fuis ;
Qu'un frisson me saisit quand votre main m'effleure ;
Et que si j'ai perdu la tête, tout à l'heure,
C'est qu'en me regardant vos lèvres ont souri,
Que votre oeil m'a touché, marqué, brûlé, meurtri ?
Ainsi qu'un malheureux, monté sur une cime,
Se sent pris tout à coup des fièvres de l'abîme,
Et se jette éperdu dedans, la tête en feu ;
Ainsi, quand je regarde au fond de votre bleu,
Le vertige me prend d'un amour sans limite !
il saisit sa main et la pose sur son coeur
Tenez, sentez-vous pas comme mon coeur palpite ?

Mme DESTOURNELLES
(effarée)
C'est trop. On vous croirait la cervelle égarée ;
Et la diction même a l'air exagérée.
la porte du fond s'ouvre sans bruit, et M. Destournelles apparaît, tenant à chaque main un écrin à bracelet. Il s'arrête et écoute sans être vu.

M. RENE
Oui, c'est vrai, mon esprit s'égare, je suis fou !
Quand on lâche un cheval, la bride sur le cou,
Il s'emporte, et voilà ce qu'a fait ma pensée ;
Jusqu'ici je l'avais tenue et terrassée,
Mais elle a, près de vous, des élans trop puissants.
Je ne puis exprimer les ardeurs que je sens !
Oui, je vous aime, et j'ai la lèvre torturée
Du besoin de toucher votre bouche adorée ;
Et mes bras, malgré moi, s'ouvrent pour vous saisir,
Tant me pousse vers vous un immense désir.

Mme DESTOURNELLES
(lui échappant)
Je me fâche. Cessez cette plaisanterie.

M. RENE
(se traînant à ses pieds)
Je vous aime, je vous aime.

Mme DESTOURNELLES
(effrayée)
Assez, ou je crie.

M. RENE
(avec accablement)
Pardon.

Mme DESTOURNELLES
(avec hauteur)
Relevez-vous, monsieur, je vais sonner.

M. RENE
(désespéré)
Mon Dieu ! vous ne pourrez jamais me pardonner.

Scène 4 : Les mêmes, M. DESTOURNELLES

M. DESTOURNELLES
(applaudissant)
Bravo ! bravo ! Très bien ! vous jouez à merveille !
Je ne vous croyais pas une chaleur pareille.
Mes compliments, monsieur, c'est très bien. Et j'avais
La sotte intention de vous trouver mauvais !
Oh ! mille fois pardon, vous êtes admirable ;
Et vous avez surtout cet art incomparable
D'être si naturel, si juste, si vivant,
Que ce morceau d'amour est vraiment émouvant.
Tout est parfait : la voix, l'expression, le geste !
Le difficile est fait maintenant, et le reste
Viendra tout seul. Pourtant, il faut savoir comment
Vous vous en tirerez juste au dernier moment ;
Car cela va toujours très bien quand on répète ;
Mais aux jours de Première on perd un peu la tête.

Mme DESTOURNELLES
(avec un sourire imperceptible, et prenant les bracelets des mains de son mari)
Mon ami, demeurez tranquille sur ce point,
Car si monsieur la perd... je ne la perdrai point.

FIN

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