Guy de Maupassant

Por el doctor P. Max Simon.

 

Tuve la ocasión de conocer a Guy de Maupassant. Era con seguridad un escritor notable, con expresión propia y describiendo bien; pero teniendo en su estilo literario algo de fotografía, fotografía artística, si se quiere, pero fotografía. Siempre exacto, a menudo el contorno es seco, duro y crudo; los personajes y los paisajes de la habitación negra sobre el papel. Como hombre, bajo, amplio de hombros, aspecto de remero, y con ese detalle de carácter bizarro. Se decía de buen grado singular, nervioso, un poco loco; se arriesgaba con la palabra. Se ha contado que en su casa se hacía llamar «Señor Marques». Hay algo de pernicioso y mezquino para un hombre de valor tan real; pero cuando uno recuerda que murió realmente de parálisis general, se está tentado a tener en cuenta esta tipología ridícula en la enfermedad ya latente.

En definitiva, un verdadero talento, un estilo muy claro, muy puro, muy clásico sin fallos, pero, desgraciadamente, con crudezas buscadas y lamentables: los Cuentos de la Fontaine en prosa. Para los suyos bueno y devoto; Flaubert, que había querido mucho a su tío, le había tenído un afecto muy particular y lo apreciaba según su mérito, que era grande, lo repito.

 

Publicado en Chronique médicale 1 de octubre de 1896

Traducción de José M. Ramos González

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