Le Figaro, 10 de junio de 1924

 

Un monumento a Guy de Maupassant.

 

Maupassant tiene su estatua en el parque Monceau; pero he aquí que se pretende erigirle un monumento en Normandía, que fue su patria chicha y que celebró en toda su obra – tierra y personas – con amor. Solamente una cuestión previa se opone a este asunto.

Guy de Maupassant nació en el ayuntamiento de Tourville, a ocho kilómetros al sur de Dieppe, en el castillo de Miromesnil. Pero quizás nació, se puede decir, por azar, ya que su madre, la Sra. de Maupassant había alquilado ese castillo para pasar el verano.

En realidad, el lugar de elección de Maupassant fue Étretat, donde pasó toda su infancia, a donde regresó toda su vida, que nunca abandonó más que por el hospital donde habría de morir. Sus padres poseían allí la villa de los Verguies; él mismo adquirió, tan pronto como pudo, una propiedad adorable, «La Guillette», que supo ataviar todas las gracias, y que habitaba varios meses al año. Amó esa encantadora región. Fue de la cohorte de los artistas que consagraron el nombre de Normandía.

¿Es pues donde le hizo nacer un capricho de la vida, donde sería conveniente erigir su monumento? ¿O bien allí donde la brisa del mar, la canción de los árboles, el aire límpido, están todavía cargados de sus recuerdos? La cuestión nos ha sido planteada por el distinguido alcalde de Etretat, el Sr. Sarazin-Levassor, que nos solicita una respuesta pública. Parece que esta respuesto no sea dudosa. ¿Qué razón se habría de imponer a Maupassant para un viaje póstumo a Tourville? Dejémosle en su casa, en Étretat.

 

Publicado en Le Figaro, el 10 de junio de 1924

Traducción de José M. Ramos para

http://www.iesxunqueira1.com/maupassant