Le Gaulois, 10 de agosto de 1892

ENTREVISTA - EXPRESS

 

Ayer me encontré con uno de los más íntimos amigos del Sr. Guy de Maupassant.

–¿Tiene usted noticias del estado de salud del célebre escritor?

–Sí. No son tranquilizadoras en absoluto, sobre todo desde hace algunos días. Usted sabe que Maupassant sufre un agotamiento nervioso muy pronunciado, una especie de neurastenia que inspira intensos temores. Pero ese no es el verdadero peligro; se ha declarado un comienzo de parálisis general hace algún tiempo. Se teme una problemática complicación, y, eso, lamentablemente, vaticinaría un fin próximo.

– Pero si gracias a los cuidados a los que está sometido, se triunfase sobre el mal, ¿la curación intelectual del autor de Bel Ami sería posible?

–En cierta medida, sin duda; pero es algo que por desgracia no es muy probable: Maupassant está perdido para la literatura, irrevocablemente perdido; los escasos amigos que están autorizados a verle no lo disimulan. Maupassant tiene a veces momento de perfecta lucidez; su bella inteligencia de antaño reaparece; entonces pide papel y tinta, como si tuviese la intención de escribir un cuento o un libro. Pero esos instantes lúcidos son breves, y el cerebro del pobre escritor vuelve a caer enseguida en su profunda somnolencia.

– ¿Es cierto que se está pensando en vender su mobiliario artístico de la calle Boccador y su famoso velero Bel Ami?

–Así es, el asunto ha sido valorado últimamente. Es inútil mantener un velero que está anclado en un pequeño puerto del Mediterráneo desde la enfermedad de Maupassant. Lo mismo ocurre con el apartamento de la calle Boccador. Son unos gastos completamente inútiles. Digamos sobre todo que no es por necesidad por lo que la familia del escritor ha tomado esta decisión. Maupassant, aun cuando ya no produce, recibe anualmente de los editores aproximadamente veinte mil francos por la venta de sus volúmenes.

 

Publicado en Le Gaulois, el 10 de agosto de 1892.

Traducción de José M. Ramos González

para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant