A MAUPASSANT

 

He aquí los hermosos versos de Jacques Normand, que la Srta. Marthe Brandès, de la Comèdie-Française, ha leído ayer en la inauguración del monumento de Guy de Maupassant en el parque Monceau:

 

Entre estos verdes céspedes y estas matas floridas,

Estos árboles prolongando su esbeltez hacia el cielo,

–Cuadro exquisito, donde París alberga sus coqueterías –

Tu imagen se erige por fin, ¡oh querido maestro!

 

Sí, ¡eres tú! – He ahí esa frente donde las ideas

Horadan una doble estela inquieta y nerviosa;

E, inclinando sobre esa frente como una sombra apagada,

Las ondulaciones frescas de tus cabellos.

 

Tal era, para nuestros ojos amigos, la forma humana

Que revistió tu alma estando entre nosotros;

Pero el Arte ha sabido dar a esta forma vana

Una apariencia estable y que no traiciona.

 

Tal te hemos conocido, tal te queremos, oh maestro,

Tanto, en un salón refinado de París,

Charlando discretamente, suavemente, sin parecer,

Conceder ningún valor a las palabras que decías;

 

Tanto allá, en la lejanía de la costa azul,

Y ese ardiente Midi que tan a menudo te inspiró,

Como un piloto diestro, con mano segura,

Guiando el Bel-Ami hacia mar abierto con buen viento.

 

El huracán desde entonces pasó por tu cabeza,

Y la implacable muerte te llevó en sus brazos;

Pero la obra es inmortal y sobrevive al poeta...

¡Mira solamente... y te convencerás de ello!

 

Mira a esta mujer en el transcurso de su lectura,

De repente se interrumpe y, con el ama conmovida,

Deja su mirada vaga errar por la aventura....

¡El libro que tiene es un libro tuyo!

 

En esas páginas, inerte y cautiva materia,

Ha florecido su pensamiento con múltiples colores,

Y la bella lectora está en ti por completo,,

Alegre de tu alegría o triste por tu llanto.

 

Y durante muchas noches, durante muchos días,

Por innumerables ojos tus libros serán leídos,

Y conocerás esos nobles destinos

Que el justo devenir reserva a sus elegidos.

 

Pues si tu vida, por desgracia, fue una breve carrera,

Esta obra, donde arrojabas tu fuerza y tu amor,

Esta obra resistente y de tan buena savia

Tendrá otros éxitos que los de de un día.

 

Joven despareces; joven, tu obra queda

Sincera y deslumbrante en sus diversos aspectos,

Tal como esos pinos vigorosos, por la campiña agreste.

Tendiendo hacia el cielo azul sus ramas siempre verdes.

 

Entre los árboles muertos, sobre la tierra marchita,

Se les ve erguidos y orgulloso de sus tonos brillantes,

Y, reduciendo a tres las estaciones del año,

El otoño, sin invierno, los transmite a la primavera.

 

Jacques Normand

 

Publicado en Le Gaulois, el 25 de octubre de 1897

Traducción de José M. Ramos González

para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant