Gil Blas, 18 diciembre 1883

CLAIR DE LUNE

 

 

Al principio éramos unos pocos. Hoy somos legión a quiénes un nuevo volumen de Maupassant causa una verdadera alegría. El joven maestro que, tan valientemente ha conquistado en pocos años uno de los más perdurables éxitos de estos tiempos, nos ofrece aún el refinado placer de más de una sorpresa de su talento tan ágil…

Clair de lune es el título del admirable relato que abre su último libro. Este relato tiene una singular intensidad. Un sacerdote fanático, de alma exaltada, pero recta, imaginándose sinceramente conocer a su Dios, penetrar en sus proyectos, sus voluntades, sus intenciones. Odia a la mujer y el amor. Para él la mujer encarna la tentación, el ser débil, peligroso, misteriosamente turbador; el devoto se irrita de esta ternura que siempre germina en el fondo de su corazón.

Un día, su sirviente le hace saber que su sobrina tiene un enamorado. Él siente una sensación espantosa. En su ira de sacerdote, ante el invencible amor, se añade una exasperación de padre moral, de tutor, de guardián del alma, engañado, robado, burlado por una niña.

Sabe la hora de sus citas. Febril, toma su bastón y lo hace girar en su sólido puño de campesino; y sale para sorprender a los culpables.

Pero, a medida que camina, he aquí que se siente sorprendido por el esplendor del claro de luna: esa grandiosa y serena belleza de la noche pálida lo conmueve a su pesar. Contempla maravillado ese espectáculo, en el cual, involuntariamente, se deja llevar por primera vez. Una ternura creciente se apodera de él. Una vaga inquietud le invade. Su furor casi ha desaparecido cuando percibe, bajo la bóveda de los árboles húmedos por la bruma brillante, dos sombras caminando juntas, animando ese paisaje tranquilo que los envuelve como un marco divino, hecho para ellos…

Entonces, el alma del sacerdote se funde bajo el calor de una inmensa bondad, de un profundo recogimiento… Espantado de sí mismo, comprende el poder del amor, y huye de allí, casi avergonzado, sin molestar a los enamorados…

Con qué arte sutil, qué poesía ardiente, donde parecen murmurar los versículos del Cantar de los Cantares, Maupassant ha puesto de relieve esta progresiva transformación del alma del sacerdote!... Son diez páginas maravillosas.

Y, de pronto, después de ese poema casi místico, he aquí unos historias violentas, crueles, apasionadas, de una tonalidad completamente diferente. La impresión resulta completamente extraña.

El editor a dado a este libro un lujoso marco, digno de él. ¡Los buenos vinos en vasos hermosos!

 

Paul Ginisty

 

 

 

 Fragmento.

Publicado en Gil Blas el 18 de diciembre de 1883

Traducido por José M. Ramos González. Pontevedra, agosto 2013

En exclusiva para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant