Le Monde Artiste, 9 de julio de 1893

NECROLÓGICA

 

Guy de Maupassant acaba de morir en la residencia de salud donde estaba ingresado desde su regreso de Niza.

Nacido en 1850, en el castillo de Miromesnil, era el ahijado de Flaubert. El autor de Madame Bovary fue su maestro y quién le enseñó a escribir y a pensar, y cabe decir que por la forma tan artística en su simplicidad, así como por el pensamiento tan vigoroso y tan claro, el alumno se mostró digno de esta auténtica paternidad intelectual.

Con Guy de Maupassant desaparece uno de los más maravillosos escritores de estos tiempos. De un modo bastante poderoso como sobrio, hace vivir a una multitud de personajes, tomados de todos los ambientes, hablando y actuando con un extraordinario realismo. Sus tipos eran tomados por él de la vida, pero el cuadro en el que los hacía moverse, el lenguaje que les otorgaba, la filosofía que se desprende con tanta intensidad de los relatos, – aunque el escritor evite filosofar él mismo, – todo eso no es otra cosa que un auténtico y puro documento.

Como bien se sabe, Guy de Maupassant debutó mediante la admirable narración de Boule de Suif, en las Soirées de Médan (1880) bajo el estandarte de Émile Zola, aunque no podría ser considerado naturalista propiamente dicho.

Aunque Maupassant no haya trabajado más que a sus horas, deja una obra considerable.

De ahí la excesiva tensión de ese espíritu magníficamente dotado que se apagó el año pasado en el horror de la parálisis general.

Le Monde Artiste, que pierde en Maupassant a un amigo de los viejos días, casi un inspirador por su novedoso estilo, saluda con emoción al gran muerto de ayer y envía a su familia sus más sinceras condolencias.

 

El Gerente: A. MARETHEUX.

 

Publicado en Le Monde Artiste, el 9 de julio de 1893.

Traducción de José Manuel Ramos González

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