Le Monde artiste, 11 de mayo de 1902

 

Théâtre-Antoine.– Boule-de-Suif, comedia en tres actos y cuatro cuadros, adaptada del relato de Guy de Maupassant por Oscar Méténier... (Primeras representaciones el martes 6 de mayo)

 

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En el castillo de Miromesnil, al que nunca dejan de visitar los afortunados turistas de la región de Dieppe, desde que el actual propietario les ha autorizado, se les mostrará en una bonita torre de la época de Luis XIII, la habitación donde nació, en 1850, Guy de Maupassant. Ya había sobrepasado la veintena cuando un día fue invitado a almorzar por un viejo amigo de su familia, Gustave Flaubert. Flaubert, desde entonces, le obligó a trabajar y a ir a su domicilio todos los domingos. Muy minucioso en la forma, como en la búsqueda del adjetivo preciso, así como el lugar exacto que debía ocupar, Guy de Maupassant se encontró de este modo con una buena escuela. Con un maestro tan extraordinario para un debutante, se dedicó al oficio de escritor al estilo antiguo, e hizo ese rudo aprendizaje de las letras sin caer en las payasadas de estilo que horripilaban a Flaubert. – «Échate a tierra, le decía de un modo bastante brutal, examina, por ejemplo, el tronco de un árbol. Cuando hayas descubierto en él algo que nadie haya descrito nunca, pues bien, ¡descríbelo...!» Él escuchó sus consejos con una confianza ciega, siguió sus preceptos con fe sincera, y durante siete años, así como se le había recomendado, no publicó ninguna obra. Fue solamente algún tiempo antes de la muerte de Flaubert, sobrevenida en Croisset en 1880, cuando Guy de Maupassant le envió las excelentes páginas de un relato que había mantenido en secreto hasta ese momento. La respuesta no se hizo esperar. Era generosa y llena de ánimo. – «Ya estás listo ahora, le decía. ¡Eso es, muchacho!» Maupassant, por su parte, no se lo hizo repetir. Corrió a hacer imprimir Boule-de-Suif, que apareció en las Soirées de Médan. El cuento era, en efecto, digno de Flaubert, cuya influencia es perceptible en la construcción de las frases, sino en la elección del tema; era digno de los viejos maestros, y, fue opinión unánime que el joven maestro debutaba con una perfecta obra maestra, que obtenía un deslumbrante éxito e iba a elevarlo de inmediato a primera línea. De este adorable relato, que todo el mundo ha leído y saboreado, nació la justa reputación del ilustre escritor.

Con la ingeniosidad que ya había mostrado en Mademoiselle Fifi, de éxito legendario, el Sr. Oscar Méténier ha hecho de las cincuenta páginas de Maupassant, en las que, realmente, no hay nada que añadir, ni una palabra que cambiar, cuatro divertidos cuadros, recordando tan exactamente como era posible, el exquisito relato. No es, naturalmente, en la diligencia que va de Rouen a Dieppe donde Boule-de-Suif extrae su cesta de provisiones, sino en el albergue de Tôtes, en donde todos sus compañeros, de ambos sexos, se obsequian golosamente. Les recomiendo el discurso de la Sra. Loiseau indignándose porque Elisabeth Rousset vacila en satisfacer el deseo del oficial prusiano que claramente ha declarado que, en tanto ésta no haya cedido, la diligencia no partirá... Es esta misma Sra. Loiseau quien, viendo llorar a Boule-de-Suif, mancillada por los besos del prusiano, entre los brazos al que hipócritamente la han arrojado, murmura con desprecio: «¡Llora su vergüenza!»

En su persona, como en su modo de hablar y de caminar, la Srta. Luce Colas realiza admirablemente el papel de Boule-de-Suif, tal como la ha descrito Maupassant. La Srta. Ellen Adnrée da a la Sra. Loiseau los modales ariscos que convienen. Los Sres. Dumény, Matrat y Numès han compuesto tres curiosas siluetas del conde de Bréville, de Loiseau, el comerciante de vinos, y de Cornudet el demócrata, los egoístas e ingratos compañeros de viaje de la valiente «puta» que es Elisabeth Rousset.

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EDMOND STOULLIG.

Fragmento.

Publicado en Le Monde artiste, el 11 de mayo de 1902

Traducción de José M. Ramos González

para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant/