Le Monde Artiste, 23 de marzo de 1902

 

La Paix du ménage en la Comédie Française

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…Para gran placer de sus abonados, la Comédie Française ha incorporado a su repertorio dos días semanales, la Paix du ménage, una penetrante obra de Guy de Maupassant. Se trata de una simple variación sobre el eterno tema de los ménage a trois. Pero el arco, tendido por una mano de artista, ataca las cuerdas vibrantes con un atrevimiento, una audacia y un desprecio por las dificultades, que conceden a ese juego la amplitud de una sinfonía. Se ha dicho que la pieza de Maupassant recordaba a los proverbios de Alfred de Musset, un Alfred de Musset del Théâtre-Libre. La apariencia justifica esta impresión, y la sencillez de la acción, casi siempre dialogada, explica esa cercanía que se ha podido establecer entre las maneras del autor de Un Caprice y los procedimientos de Maupassant. ¡Pero cuán más vivos son los personajes puestos en escena en la Paix du ménage, y cómo se siente en ellos la sangre circular, abundante, rica y tumultuosa bajo esa musculatura tan fornida! ¡En qué modo la rebelión de la Sra. de Salus, abandonado por su marido, privada de los goces a los que su belleza y juventud le dan el derecho de pretender, alcanza la cólera de la mujer herida en su orgullo y en sus placerses!... La forma humana del diálogo da un valor difícil de expresar  a los pensamientos atrevidos, lealmente brutales, que renuevan la situación un poco banal de los personajes. La prosa firme y tan sabrosa del maestro, hábil, con la precisión de ajuste de un maillot de seda, las sensaciones casi físicas de los protagonistas de este pequeño drama íntimo, no deja adivinar los menores estremecimientos de esos seres que no son ni ángeles ni demonios, sino simplemente hombres y mujeres…

Añadamos a todo lo anterior que La Paix du ménage ha encontrado en la Srta. Bartet una interprete superior, muy por encima de lo que se puede esperar de una gran artista, lo que duplica el valor de la obra y transforma en cuadro de maestro un poderoso esbozo. ¡Con qué arte profundamente humano supera las dificultades de su papel!... Con dignidad, cuando trata a su marido con desprecio, nos hace olvidar que ella es tan culpable como él. Ella le olvida – lo que es común en las mujeres. El marido libidinoso, es el Sr. Ráphael Duflos; el elegante enamorado es el Sr. Le Bargy. Ambos están excelentes, dando una nota absolutamente precisa.

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Fragmento.

Publicado en Le Monde Artiste, el 23 de marzo de 1902

Traducción de José Manuel Ramos González

para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant/