Revue d’histoire littéraire de la France, marzo y abril de 1969


 

PIERRE COGNY, Maupassant, l’homme sans dieu. Bruselas, la Renaisssance du Livre, 1968. Un vol. in-8º de 197 p.

 

Maupassant ya no es mal querido.

Para convencerse de ello basta constatar el creciente número de estudios que suscita el autor de Bel-Ami. En la estela de las magistrales contribuciones de André Vial, A.M. Schmidt ofrecía estos años últimos un Maupassant par lui-même, el novelista Armand Lanoux escribía un importe «tratado biográfico completo» mientras que R. Bismut, recientemente, en esta misma revista, utilizaba de un modo notable las ideas de A. Vial sobre la creación novelada (Maupassant et l’art du roman pero también «Maupassant, heredero de Balzac, de Tourgueniev y de algunos otros», un artículo poco conocido)… Pierre Cogny, en fin…

Pierre Cogny conocía bien a «su» Maupassant – a él se debe una excelente edición de Notre Coeur – lo que le permite conocer interiormente al hombre, seguir el itinerario espiritual de un alma, encontrar la angustia y la miseria del Hombre sin Dios. Sin complacencia pero con un sentido muy seguro de la obra, con una rigurosa intensidad de penetración, con mucha delicadeza y sensibilidad.

Un hermoso título para un hermoso y valiente estudio. Pierre Cogny ha descrito perfectamente de entrada ese universo vacío – léase familia desunida, ni calor ni intimidad, «una carrera hacia el abismo»– luego aventurándose en el laberinto de las apariencias y contradicciones de la obra. Filosofía del fracaso, de todos  los fracasos: ilusiones de una infancia en la universal desilusión, Pierre Cogny se encuentra con la «visión desalentadora» del autor de Une Vie, sigue los caminos que Schopenhauer había abierto al escritor, le confronta a Dios y a la moral. «Negación de Dios» y de la religión, «rechazo a la moral y a las tradiciones», «cinismo exasperado»: desconfiemos sin embargo de la propia violencia de los sarcasmos y desafíos, no se blasfema gratuitamente. Hay en todo esto muchas inquietudes difícilmente dominadas, obsesiones difícilmente  reprimidas. Sade no está sin duda para nada en tales excesos… Que Maupassant haya querido medirse con Dios, nuevo Prometeo, es el indicio de una revuelta de todo el ser contra una vida de sufrimiento cuyo objetivo ya está marcado.

Pierre Cogny además lo sabe bien cuando constata el fracaso de los Grandes remedios: la Naturaleza, la Mujer y el Amor, el Hijo y sus obsesiones, la broma que no es nunca otra cosa que «comedia sórdida», las drogas. Es decir la eterna miseria de todo, la eterna soledad. P. Cogny ha visto bien, y profundamente, que Maupassant «victima del Pesimismo que se había dado por doctrina, traicionado por los grandes remedios que había elegido para sus grandes males… toca a partir de ese momento, el «fondo del abismo»

Fue el existencialismo ante la escritura: esos temas de la soledad, algo de sensibilización en las conversaciones huecas, en los objeto estereotipados, en los espejos que reenvían imágenes angustiosas, encontrarán su lubar en La nausea de Jean-Paul Sartre.

Y sin embrago, regresa… Pierre Cogny tiene razón terminando su hermosa obra con un mensaje de esperanza: fracaso de la vida, éxito de un arte y de una obra.

Acabado este trabajo, el crítico se plantea unas preguntas: que se tranquilice… este libro que se propone «encontrar a un hombre muerto por haber rechazado la condición humana» alcanzará su objetivo, y de entrada hará reflexionar a aquellos que todavía creen que Maupassant es un hombre sin problemas.

 

GERARD DELAISEMENT.

 

Publicado en la Revue d’histoire littéraire de la France, número marzo abril de 1969.

Traducción de José Manuel Ramos

para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant.