ABC, 7 de abril de 2007
NECROLÓGICA
HENRY TROYAT
JUAN PEDRO QUIÑONERO
PARIS. Fue el más ruso de los escritores franceses contemporáneos, el más
prolífico, uno de los más leídos y más tradicionalistas a la hora de escribir
novelas, ensayos, y sobre todo, numerosas biografías de todos los grandes
gigantes de las literaturas rusa y francesa del siglo XIX: Henry Troyat murió a
los 95 años, el pasado fin de semana, en su casa de París, y ha sido enterrado
en el cementerio de Montparnasse, tras una ceremonia religiosa en la parisina
catedral rusa ortodoxa de Saint-Alexandre Nevski.
Henry Troyat nació el primero de noviembre de 1911 en
Moscú, donde fue bautizado como Léon Aslanovitch Tarassov. Tras la revolución
bolchevique de 1917, su padre, comerciante, decidió tomar la ruta del destierro.
En 1920, tras un largo periplo por varios países europeo, la familia terminó
instalándose en París.
Estudió en el Liceo Pasteur de Neuilly, en la periferia
oeste, y terminaría por nacionalizarse francés. En 1938, en vísperas de la
segunda guerra mundial, el joven Henry Troyat ganó el premio Goncourt, del que
se vendieron 100.000 ejemplares. El triunfo, la gloria, la fortuna. Siguió una
carrera vertiginosa.
Henry Troyat publicó con éxito más de un centenar de
libros. Son famosas sus biografías de los zares rusos (Iván el Terrible,
Catalina la Grande, Nicolás I, etc.), acompañadas de las no menos voluminosas
biografías de todos los gigantes rusos del XIX, Tolstoi, Dostoievski, Gogol,
Thékhov, Turgeniev, etc. No contento con reconstruir literariamente la gran
historia y la gran literatura de su patria materna, Troyat acometió al mismo
tiempo la tarea inmensa de otra docena corta de grandes biografías de los
gigantes franceses, Baudelaire, Balzac, Flaubert, Maupassant, Zola,
Verlaine, etc.
La biografía de enormes proporciones tampoco satisfacía
completamente su insaciable sed de escritura. También fue autor de medio
centenar largo de novelas de corte tradicional, romántico, épico, interminables
sagas familiares de personajes franceses y rusos cabalgando a paso de carga por
la historia de varios siglos.
Ni que decir tiene. Los libros de Henry Troyat se
vendían por decenas y centenares de millares desde hacía varias décadas. Fue
durante mucho tiempo el escritor más popular de Francia, con mucho. Académico,
premiado, laureado, aclamado, siempre al margen de las sucesivas modas que «
azotaron » Francia durante el último medio siglo. Un «punto negro» en su
biografía: el 2003 fue condenado por haberse inspirado, sino copiado
directamente, la biografía de un colega consagrada a Juliette Drouet, una de las
amantes de Víctor Hugo.
Deja tras de sí un legado físicamente colosal, mal
estudiado y peor explorado por una crítica con la que nunca tuvo relaciones de
mutua pasión. El suyo es el legado de una pasión desbordante: la escritura.
Fuente y propiedad de texto e imagen: Hemeroteca del ABC. http://hemeroteca.abc.es/
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