GUY DE MAUPASSANT

RESEÑAS BREVES EN LOS PERIÓDICOS ESPAÑOLES DE 1892

 

Guy de Maupassant

París 4 (8,43 noche) 

Después de haberse causado una leve herida con instrumento cortante, Guy de Maupassant ha sido encerrado en un manicomio.

A mi juicio, la enfermedad del conocido periodista es hereditaria.

Su madre era neurótica; su padre es un extravagante; un hermano murió loco.–A

El imparcial, 5 de enero de 1892 


La gran afección nerviosa que padecía el eminente escritor francés M. Guy de Maupassant ha tenido el desenlace que se temía: el autor de Bel-Ami ha sido encerrado en un manicomio.

Dícese que la locura de Maupassant es hereditaria. Su madre era neurótica, su padre es un extravagante, y uno de sus hermanos murió loco.

Un telegrama de La Correspondencia indica que Maupassant intentó suicidarse disparándose primero varios tiros sin resultado, pues las cápsulas del revólver no tenían balas, por haber sido quitadas a prevención por un criado, e hiriéndose luego con una navaja de afeitar. Por fortuna, la herida no es mortal.

La Época, 5 de enero de 1892


Paris, 5, (10’50 m)

La situación del célebre escritor Guy de Maupassant, en el manicomio, es desesperada.

Ha sido preciso ponerle camisa de fuerza.– R.B.

La correspondencia de España, 6 de enero de 1892


Paris, 5, (8,35 noche)

Ha intentado suicidarse Guy Maupassant, autor de varias novelas.

[...]

M. Guy de Maupassant ha sido encerrado enun manicomio, por presentar síntomas de enagenación mental.

La Dinastía, 6 de enero de 1892.


CANNES 6.– En el tren de las tres y treinta de esta tarde ha salido para París, acompañado de un guardia y dos criados, el novelista Guy Maupassant, el cual será trasladado a la casa de salud del doctor Blanche en Passy. – Agencia Fabra.

El Imparcial, 7 de enero de 1892

La Correspondencia de España, 7 de enero de 1892


París 7 (5, t.).– Guy de Maupassant ha llegado hoy a París por el tren rápido.

Viene acompañado de un loquero, y trae puesta la camisa de fuerza.

El ilustre novelista encuéntrase muy cambiado de aspecto. Cuesta trabajo reconocerle, y apenas puede sostenerse en pie. Tales son los estragos de la terrible enfermedad que padece.

El Heraldo de Madrid, 8 de enero de 1892


País 7 (10,45 n.)

En el expreso de Cannes ha llegado Guy de Maupassant. Fue preciso poner camisa de fuerza al infortunado escritor.

A su llegada ha sido encerrado en una casa de salud. – R. Blanco.

La Correspondencia de España, 8 de enero de 1892.


La morfinomanía

La terrible enfermedad que ha nublado, quizás para siempre, la brillante inteligencia de Maupassant, no debe atribuirse únicamente al exceso del trabajo, trabajo que exige hoy del escritor diez veces mayor esfuerzo del exigido por el público a los de otros tiempos, y que los rinde muertos o locos en la plenitud de la edad viril; debe atribuirse, en no pequeña parte, al abuso de ciertos agentes tóxicos, remedios soberanos de algunas dolencias cuando se usan con prudencia, venenos mortales cuando se emplean por costumbre como calmantes de los nervios sobrexcitados, con cuya natural reacción no se cuenta, o como estímulo de un cerebro fatigado de producir, al que se pide más suma de energía de la que puede dar buenamente. Uno de estos peligros es la morfina. [...]

El Heraldo de Madrid, 11 de enero de 1892


[...]

¿Quién podría determinar las causas del fastidio? Cuando son conocidas, el fastidio es positivo; cuando resulta de ese vago enervamiento del alma que asalta sin explicación a los enamorados, a los neuróticos y a los felices, el fastidio es negativo.

Pero no menos cruel e insoportable, como el de Maupassant. Una fortuna, un talento, un renombre, todo ello adquirido rápidamente, sin luchas ni dificultades, en el verano de la vida, en la estación de los goces, y, no obstante, insuficiente para colmar ese vacío sin fondo del espíritu, esa anemia del alma: el fastidio y la misantropía.

¿A qué ocuparnos ya de la víctima del Horla, después que tanto y tanto se ha hablado sobre el desgraciado accidente que prive a las letras francesas de uno se sus más notables representantes?

La Época, 14 de enero de 1892.


El médico encargado de la asistencia del ilustre novelista francés Guy de Maupassant, espera que éste pueda dedicarse a sus trabajos literarios dentro de un mes, si bien sería necesario que se sirva de un amanuense para que sus tareas no le sean tan penosas.

La Iberia, 17 de enero de 1892.


Según opinión del Conde de Yory, amigo íntimo de Guy de Maupassant, la enfermedad del célebre novelisa francés no es debida a otra cosa que a su extremada escrupulosidad en el estudio de los asuntos que trataba en sus libros.

En efecto, parece que Guy de Maupassant, para escribir su novela Morfina, quiso experimentar en su persona los efectos del terrible vicio que quería combatir en su libro.

A la morfina, pues, y no a otra cosa, puesto que su pretendida melancolía era abstracción reflexiva propia de un cerebro bien organizado, se debe la locura de Guy de Maupassant.

Esto es lo que opina el Conde Yory.

El Heraldo de Madrid, 18 de enero de 1892.


Cuatro retratos.– En primera plana publicamos los de cuatro personajes a quienes la desgracia y la muerte han dado triste resonancia estos días.

Guy de Maupassant, que figura como novelista al nivel de los más eminentes de Francia, ha perdido la razón y ha sido conducido desde Niza a Paris entre dos loqueros. Los esfuerzos de la inteligencia por crear obras de arte han acabado con esa inteligencia misma, realizando el más trágico desenlace que el autor pudo idear para sus novelas.

[...]

España y América, 24 de enero de 1892


Las Veladas de Médan, por Emilie Zola, tomo IX de la colección de libros escogidos.

Sabida es la historia de este famoso libro. Se reunían en Médan, en casa de Zola, los discípulos más famosos del ilustre autor de Germinal. Un día, el maestro propuso a sus tertulianos la publicación de un tomo: «Escriba cada cual una novela corta, y publiquémoslas untas»– les dijo; y todos obedecieron, dando a luz las Veladas de Medan. Las seis novelas son preciosas; el amor propio hizo que cada autor pusieran los cinco sentidos en su obra, y, según opinión de los más ilustres críticos, los discípulos sobrepujaron al maestro. Si linda y trágica es la primera, que firma Zola, puede afirmarse que la segunda es la obra maestra de Guy de Maupassant.

Todas juntas forman este precioso volumen, de mucha lectura y elegante impresión.

El Heraldo de Madrid, 8 de febrero de 1892


La Vida errante, por Guy de Maupassant.

Es una relación interesante y amena de viajes realizados por el ilustre autor de Bel Ami a Sicilia, Argel, Túnez, y la ciudad santa de Kairouan.

Además de descripciones hermosísimas, entre las cuales resaltan la de la Venus de Siracusa, la de la Capilla Palatina de Palermo y las de las mezquitas de Argel, Túnez, y Kairouan, Guy de Maupassant relata con un estilo brillante las costumbres sicilianas, una ascensión al Etna y un viaje por mar.

La versión española publicada por la España Editorial es muy correcta.

La Epoca, 16 de febrero de 1892.


Los Yachts

[...]

Tampoco falta en tan risueño cuadro una nota triste. Entre todos estos yachts vese ahora, abandonado y quieto, al pobre Bel Ami, aquel precioso cutter que fue la dicha y el orgullo de Guy de Maupassant, testigo de sus confidencias y de sus sufrimientos, cuando el infeliz autor de Notre coeur refugiábase en él deseando alejarse de tierra para buscar en la solidad de los mares alivio a sus dolencias, que al fin le precipitaron a la locura.

¡Pobre buque, sin dueño casi, del que bien pudiera decirse que es ya un cuerpo sin alma!

La Época,  3 de abril de 1892


La salud de Maupassant

Una buena noticia:

Guy de Maupassant continúa mejorando.

Uno de sus amgios, miembro del Consejo de familia instituido poco después de declararse la locura del célebre escritor cuando entró en la Casa de Salud de Passy, le ha visto el otro día, Guy de Maupassant come con buen apetito y duerme tranquilamente.

Se levanta bastante tarde y pasea por el parque en compañía de Francisco, su fiel criado.

Le han prohíbido, como es natural, toda lectura, que tampoco pide el enfermo.

Gracias a los cuidados del doctor Mériot, se cree casi segura la curación del autor de Pierre et Jean.

Cada semana le visitan dos o tres de sus amigos. En ciertos momentos se muestra muy alegre. El otro día pidió «algo con qué escribir», para trazar elplan de una nueva novela. Naaturalmente,, n o se ha accedido a sus deseos.

La Época, 9 de abril de 1892.


Los médicos han dclarado incurable la enfermedad del brillante y desgraciado novelista francés Guy de Maupassant.

El desventurado autor padece una parálisis general.

Ya han sido vendido todos los muebles que poseía; pronto será puesto a la venta el yate Bel Ami, en el que hizo su último viaje y escribió su libro La vida errante.

El Angelus, la obra que tenía empezada, queda por terminar.

La Época, 10 de agosto de 1892.


La prensa francesa confirma las noticias transmitidas anteayer por nuestro corresponsal en París, referentes al estado de salud del insigne literato Guy de Maupassant.

La parálisis parece incurable.

Es verdaderamente desconsolador el rápido aniquilamiento de un espíritu tan poderoso y de una inteligencia tan clara.

El mobiliario del novelista va a ser puesto en venta.

El famoso yahct Bel Ami, que simboliza los años alegres, la salud y el bienestar, ha naufragado también y será vendido dentro de poco.

La Correspondencia de España, 12 de agosto de 1892.


BOLA DE SEBO

Adriana Lequay

En el hotel Dieu de Rouen acaba de morir, a consecuencia de una tentativa de asfixia, una mujer que ha sido la heroína auténtica de una de las primeras novelas de Guy de Maupassant, Bola de sebo, de la cual se sabe que todos los personajes fueron copiados del natural.

El nombre verdadero de esta mujer era el de Adriana Lequay. Tenía al morir cuarenta y cinco años, y , por consiguiente, contaría veintitrés en la época en que se desarrolla el episodio de la invasión prusiana que el novelista normando refiere.

Era entonces Adriana Lequay una hermosa muchacha de ojos azules y negro cabello. Durante toda su vida ha sido conocida con el nombre de Bola de sebo.

Obligada a recurrir a ciertos expedientes para vivir, se ha visto reducida a buscar el fin de su accidentada carrera en un brasero de carbón, con el tufo del cual ha sucumbido después de tres horas de agonía.

Hace veinte años adoptó Bola de sebo al hijo de una amiga muerta en el hospital, al que dio una esmerada educación.

El Heraldo de Madrid,  24 de agosto de 1892


BOLA DE SEBO

LAS HEROINAS AUTÉNTICAS

Hace poco ha muerto en el hospital de Rouen Adriana Leguay, una de las heroínas de Guy de Maupassant.

Adriana era aquella Boule-de-Suif heroica que, después de salvar a sus compañeros de viaje, cediendo a las concupiscencias de un prusiano, fue víctima de su abnegación.

Boule-de-Suif valió a su autor un triunfo que le colocó en primera fila entre los discípulos predilectos del maestro de Médan. Desde entonces su estrella fue creciendo hasta adquirir los esplendores de un sol espléndido que se agitaba con luz propia en el horizonte intelectual de Francia. Al apagarse la vida de la heroína de su primera obra, se ha extinguido la inteligencia en el cerebro del pobre novelista. Boule de Suif descansa allá en el cementerio de Rouen; Guy de Maupassant es otro cadáver vivo encerrado en la tumba de una manicomio.

Dentro de poco, nadie sabrá quien fue Adrana Leguay, pero Boule-de-Suif vivirá siempre.

[...]RICARDO.

El Imparcial, 5 de septiembre de 1892


Un drama de Maupassant.

En la Comedia Francesa se estrenará dentro de pocos días una obra de Guy de Maupassant.

Los amigos y admiradores del eminente escritor aseguran que nadie podrá encontrar en esta producción huella alguna de decadencia intelectual.

Escrito hace ya tres años, el nuevo drama que va a representarse se titulaba en un principio La paz del hogar. Pero este título será modificado, en atención a que el año pasado lo utilizó Augusto Germain para una comedia que estrenó en el teatro del Vaudeville.

El drama de Guy de Maupassant consta de dos actos, está escrito en prosa y es a un mismo tiempo muy sencillo y conmovedor.

Su autor le escribió con especial esmero y sólo lo dio por terminado, dejando de prácticar nuevos retoques, cuando plenamente quedó satisfecho de su trabajo.

El Liberal, 12 de noviembre de 1892.


La locura de Guy de Maupassant.
Un redactor de L'Eclair ha sostenido una larga conversación con un médico alienista de Paris acerca del célebre escritor Guy de Maupassant, cuya inteligencia clara y vigorosa ensombreció no hace mucho la locura.

- Solo un milagro puede salvarle, ha dicho con tristeza el médico, añadiendo después para no cerrar el paso a la esperanza: «¡La naturaleza realiza a veces esos milagros.»
Entre las raras obsesiones que persiguen al genial cuentista francés se observa una que produce al enfermo martirios crueles. Se da cuenta perfecta del vacío que se produce en su inteligencia y se pregunta: «¿Dónde están mis ideas?» Y las busca como buscaría su pañuelo o su bastón, dando vueltas por todas partes, registrando los rincones impaciente y atormentado.

-¿Habéis visto mis ideas? - pregunta a todo el mundo.

¡Ah! las ideas le han abandonado, han huido de su cerebro. Causa horror y pena profunda ver al pobre literato llorar como un niño y repetir monótonamente:

-¡Yo quiero mis ideas¡... ¡Mis ideas!...

De pronto se sonríe, la alegría más grande se refleja en sus ojos... ¡al fin las ha encontrado!...
La locura del creador infortunado del Horla, inspira gran interés en todo Paris. ¡El hombre que tantos pensamientos ha dejado en las páginas de sus obras libra actualmente descomunal batalla con la locura que ha dejado viuda de ideas a una de las más claras inteligencias de Francia!
La Correspondencia de España, 18 de noviembre de 1892.


La comedia inédita de Guy de Maupassant, Historia del tiempo viejo, a la cual da la terrible dolencia que sufre su autor casi el carácter de una obra póstuma, será representada muy en breve en el Teatro Francés.

Al efecto se ha solicitado el permiso correspondiente de la madre de Maupassant.

Alejandro Dumas, que es gran amigo del autor de Bel Ami, se ha prestado a dirigir los ensayos de la

nueva comedia.

El País, 21 de noviembre de 1892


La Comedia de Maupassant

La nueva obra de Guy de Maupassant, se titulará definitivamente Historia del tiempo viejo.

Pensaba el autor – cuando no había sido herido por la enfermedad mental que ahora lo tiene recluso en un manicomio – hacer representar su comedia en el Teatro Francés.

Pero vino la terrible dolencia, y cayó por tierra el proyecto.

Ahora, los amigos de Maupassant y el director del teatro, Julio Claretie, tratan de poner en escena la obra, solicitando antes el permiso de la madre del poeta, que indudablemente será concedido.

Alejandro Dumas, que es un gran amigo de Maupassant, dijo días atrás a Claretie:

–Si usted quiere, yo leeré la comedia a los artistas y dirigiré los ensayos como si se tratara de una de mis producciones.

Ocioso es afirmar que el director de la Comedia Francesa ha aceptado gustosísimo la generosa oferta del autor de La Dama de las Camelias.

El País, 23 de noviembre de 1892.


Maupassant y el gran mundo.

Miércoles 24 de diciembre 1884.– Hoy, Maupassant, que ha venido a verme a propósito del busto de Flaubert, me cuenta cosas típicas del gran mundo.

Ahora, los jóvenes del mundo chic, aprenden a escribir con un maestro ad hoc, y el carácter de letra a la última moda ha de estar despojado de toda personalidad.

Otro chic. Como los Rotshchilk han probado todos los géneros de caza, y no hay bicho sobre la tierra que les interese cazar, hacen pasear por los bosques durante la mañana, una piel de ciervo, y con perros de un olfato especial, se caza toda la tarde ese olor del animal ausente, en una especie de persecución de una sombra. Y madame Alphonse Rothchild, que salta muy bien, prepara de antemano obstáculos y arregla la hierba para que, en caso de caer la cazadora, no se haga daño.

Maupassant me confiesa que Cannes es un sitio maravilloso para la documentación de la vida elegante.

El Diario de los Goncourt termina este día. La continuación se publicará veinte años después de mi muerte.

EDMUNDO DE GONCOURT.

La Época, 27 de diciembre de 1892.


 

 Fuente y propiedad: Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España.

Digitalizado en el presente formato por J. M. Ramos para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant