RESEÑAS BREVES SOBRE MAUPASSANT EN LA PRENSA DE 1902

 

«El vicio amoroso», por Guy de Maupassant. Versión española de Luís Ruíz y Contreras. Madrid. Antonio R. López, editor.

La casa editorial de D. Antonio R. López viene publicando numerosas traducciones de novelistas franceses contemporáneos. Entre estas versiones figura la de la novelita «Ivette» de Maupassant, «rebautizada» por el traductor Sr. Ruíz Contreras con el nombre de «El vicio amoroso», y a la que siguen en el mismo volumen otros cuentos del propio autor. La versión es esmerada, y en los cuentos se admira la penetrante visión de la vida y de las pasiones humanas, propia de Maupassant.

El Imparcial, 26 de junio de 1902. 


NARRACIONES Y CUENTOS de Guy de Maupassant. Basta El nombre del ilustre escritor francés, para hacer innecesarios los elogios de las siete narraciones contenidas en este libro. La traducción de las mismas está esmeradamente hecha y las condiciones materiales nada dejan que desear, resultando un tomo elegantemente impreso en magnífico papel. Esta obra, de la que sólo se han impreso 450 ejemplares, ha sido editada por la casa “Iber” de Madrid, y se vende a dos pesetas.

La Ilustración artística, 30 de junio de 1902. 


[...]

Decía Tolstoi que Maupassant era el más grande de todos los novelistas franceses por el don de ver con una observación sin igual y de escribir en una forma pura como el metal precioso. «¿Es más grande que Flaubert?» le dijo alguien. «Ciertamente.» «¿Más grande que Zola?» «Sí. Repìto que es más grande que todos» [...]

Fragmento de Tolstoi y los escritores franceses por Robert Dunier, publicado en  La Lectura, revista de Ciencias y Artes. Septiembre de 1902. 


[...]

La pasión de moralista, tan dominante y avasalladora en Zola, es inconciliable con sus teorías estéticas. Comparadle, por ejemplo, a Maupassant, – que si figuró algún tiempo entre los discípulos de Zola, va poco a poco, ante el juicio gradualmente sereno de la posteridad, emparejando con su maestro y acaso no pare ahí.– Maupassant tiene el sentimiento hondo, tranquilo de la fatalidad natural, y lo tiene como un griego, como un clásico, como un filósofo; Maupassant no es únicamente los ojos que miran y saben ver y la mano que sabe transcribir; algo recóndito nos insinúa Maupassant,, porque algo recóndito e inefable nos insinúan también las estatuas helenas y los bronces del Renacimiento... pero no consintiera Maupassant, por todo el oro del mundo, en deformar la realidad a fin de que las muchedumbres recuerden ciertas verdades o reciban ciertas provechosas enseñanzas – un poco trilladas, si se mira bien. [...]

Fragmento de Emilio Zola, por Emilia Pardo Bazán, publicado en   Lectura, revista de Ciencias y Artes. Septiembre de 1902. 


La importante casa editorial que dirige el distinguido escritor Sr. López del Arco ha enriquecido su notable colección de obras de autores célebres con los libros A orillas del mar, de Emilio Zola (precio, 75 céntimos); Madre y Celestina, de Guy de Maupassant (precio 75 céntimos) Para leer en la cama, cuentos escogidos de Catulo Mendes y Guy de Maupasssant (precio, 2 pesetas); Octavo pecado capital de Arsenio Houssaye (precio, 2 pesetas) y El vicio amoroso, de Guy de Maupassant (precio, 2 pesetas)

Estos libros se hallan de venta en todas las librerías y en la casa editorial Ferroza, 66 hotel. Y hay que comprarlos, señores.

Don Quijote, 10 de octubre de 1902. 


¿Qué más da? Nunca una vida artística entera honra a un artista. Balzac empezó por rapsodias; por rapsodias acabó Zola. Los dos son grandes. Medirles comparándoles será fácil dentro de algún tiempo, cuando los apasionamientos contra Zola se apacigüen y comience la labor depuradora.

Y apenas escrita la afirmación que precede, acude a mi memoria un ejemplo que parece desmentirla. Recuerdo a Maupassant, ese artista neto, sin aleación antirreligiosa ni política, sin evangelios de ninguna clase..., y veo que Maupassant fue tan excelente al principio como al fin, a pesar de la locura que invadió su espíritu. Maupassant crece cada día. Es el gran hablista, el gran observador.– En vida se le contó, generalmente, entre los discípulos del que acaba de sucumbir. Eran dos maestros, el uno que puede servir de modelo; el otro que sería un modelo funestísimo, porque sus cualidades y defectos le pertenecían y formaban un conjunto indivisible; de suerte que aislar los unos y las otras sería mutilar un ser vivo, producir un monstruo.

Fragmento de Reflexiones sobre Zola. Publicado en La Ilustración Artística, 20 de octubre de 1902. 


[...] Guy de Maupassant lo ha referido con su bien cortada pluma: los niños franceses, acordándose de su Patria, lloraban cuando en las escuelas de la Alsacia-Lorena,  perdidas para Francia, les obligaban a aprender una lengua que no era la de su amado país herido de muerte: el alemán.[1]

Fragmento de La Patria. Diario Oficial de Avisos de Madrid, 5 de abril de 1902. 


D. Antonio R. López, editor, nos remite un libro, en cuya portada una señorita de color de chocolate, pésimamente dibujada, enseña todo cuanto Dios y el dibujante, llamémosle así, quisieron otorgarla.

Encima de la señora (¡No hay que asustarse!) aparecen una corona y los siguientes letreros:

ARSENE HOUSSAYE-OCTAVO PECADO CAPITAL

Como ustedes ven, se trata de un libro bilingüe.

Los cuentos que bajo dicha cubierta se esconden son bastante usados y conocidos. Parece un tomo procedente de saldos y quiebras. Pero, ¡qué se la va a hacer! Mientras dura, vida y dulzura.

Esto de los cuentos no tiene más que una quiebra: que el día menos pensado la gente se va a cansar de que le cuenten tan varias y múltiples insulseces, y entonces vendrá el paro general de contadores o cuentistas.

Y se verá que dichos señores son menos necesarios a la república que los cargadores de muelle o los operarios de la industria corchotaponera.

Menos mal cuando los cuentos son como los contenidos en otro volumen publicado por la misma casa y titulado El vicio amoroso. Estos son de Guy de Maupassant y están bien traducidos.

Sólo nos molesta la portada, donde se ve una señorita de Sicur en traje de baño.

Si llega a resucitar Guy de Maupassant y ve debajo de su nombre semejante adefesio, con las malas pulgas que tenía el malogrado escritor, ¡no queremos pensar que hubiera sido del dibujante!...

Gedeón, 9 de octubre de 1902 


En las noches del sábado y del domingo ha representado la compañía francesa que actúa en el teatro de la calle de Jovellanos las obras siguientes: La paix du menage, de Bertrand; L’Etincelle de Pailleron; L’enigme, de Paul Hervieu; On ni badine pas avec l’amour y La nuit d’Octobre de Alfred de Musset.

Todas ellas han proporcionado grandes triunfos, o mejor dicho, un triunfo continuado a Mlle. Bartet y a M. Le Bargy, que en cada representación justifican más y más la fama de que vienen precedidos.

La paix du menage es un plato muy fuerte cuya primera materia procede de un conocido cuento de Guy de Maupassant. El público, o no se enteró, o se distrajo voluntariamente para que la moral pudiera ponerse la tan socorrida hoja de parra. Acaso los espectadores conocían de antemano el discurso que mi buen amigo Jacinto Octavio Picón iba a leer ayer tarde en la Academia de San Fernando y quisieron demostrar al distinguido académico que en España va despertándose la afición al desnudo... [...]

Fragmento del artículo Bartet-Le Bargy en La Zarzuela, publicado en La Correspondencia Militar el 10 de noviembre de 1902. 


La Bartet y Le Bargy

Difícilmente cabría en programa alguno mayor variedad que en el de la Zarzuela anoche.

La paix du menage, L’etincelle y L’enigme son obras lo más opuestas entre sí que imaginar quepa, y tanto la Bartet como Le Bargy tienen ocasión de interpretar a los más desemejantes personajes.

Es La paix du menage, comedia de Bertrand escrita sobre un cuento del malogrado Guy de Maupassant, un argumento en favor de los que se oponen radicalmente a todo linaje de refundiciones y de arreglos escénicos. Conste así, dicho por mí, que no me opongo a esto, ni a otras muchas cosas, ni a nada casi.

Perdidas la ingenuidad y ligereza del cuento, perdido el encanto. Se trata de la mujer, el marido y el amante, como en casi todos los dramas de Dumas y en casi todos los sainetones de Labiche. En La paix du menage es el marido el que resulta Le plus hereux destrois.

Nuestro público, para dejar pasar y aplaudir la comedia, o recordó el respeto que a la ilustre memoria de Maupassant se debe, o fingió que no entendía el francés todo lo necesario para escandalizarse.  [...]

Fragmento de La Correspondencia de España, 9 de noviembre de 1902. 


Ni Le paix du menage, de Maupassant, comedia monótona, en cuyos periodos expresó aquel gran escritor su cínico misoginismo, ni L’Etincelle, juguete dramático de Pailleron, valen la pena de una reseña prolija y extensa. Maupassant, que recayó más o menos tiempo en todos los géneros literarios, el periodismo, la poseía y la crítica –léase el prefacio de Pierre et Jean–, se detuvo poco en el teatro. La plenitud de su fuerza creadora se manifestó en la novela. Sus únicas tentativas dramáticas, Musotte, un caso de amor y abnegación, expuesto con sobria energía de pluma, y La paix du menage, sátira desdeñosa contra la vida conyugal, no le dan derecho a ser clasificado como dramaturgo, en el amplio sentido de la palabra. [...]

Fragmento, El Heraldo de Madrid, 9 de noviembre de 1902. 


París.– Se han estrenado con buen éxito: en la Opera Cómica, Pelleas et Melisande, drama lírico en cinco actos de Maeterlink, música de Claudio Debussy; en la Comedia Francesa, La petite amie, comedia en cuatro actos de Brieux; en el teatro Sarah-Bernhardt, Francesca de Rimini, drama en cuatro actos y un prólogo de Marion Carwford, traducido del inglés por Marcelo Schwob; en Cluny, Papa veut un artista, vaudeville en tres actos de Jorge Charaire y Camilo Audigier; en el Vaudeville, Le Masque, comedia en tres actos de Bataille, y Le chat et le cherubin, comedia china en un acto y tres partes de Bernac, según la versión de Chester Bailey Fernald; en la Renaissance, Les perruches, comedia en tres actos de Enrique Berteyle, y Simonne, comedia en dos actos de Pablo Benazet y de Román Coolus, en el teatro Antoine Lendemain de premiere, pieza en un acto de Adolfo Mayer; Tiers Etat, comedia en un acto de Luciano Descaves, y Boule de Suif, comedia en tres actos y cuatro cuadros tomada de la novela del mismo título de Guy de Maupassant, por Oscar Menetier.

La Ilustración Artística, 2 de junio de 1902. 


NARRACIONES Y CUENTOS: SANGRE.–LESBIANAS

por Guy de Maupassant.

La casa editora de la Memoranda económica de bolsillo ha publicado recientemente dos elegantes volúmenes con preciosas narraciones y originales cuentos del malogrado novelista francés Guy de Maupassant

El primero lleva el título efectista de Sangre y contiene el famoso y fantástico cuento La mano, y los no menos interesantes y originales Una venganza, Un cobarde, La confesión y Chali, en los cuales campea la nota siniestra característica de aquel desequilibrado ingenio.

En el segundo volumen se publican la interesantísima narración Lesbianas1, que da título al libro, y tres delicados trabajos más: el diario de un enfermo y los lindos cuentos El cuarto de la posada2 y Rosita.

Cada uno de estos primorosos volúmenes editados en forma original, se vende al precio de dos pesetas.

1 Supongo que se refiere al cuento La femme de Paul (Nota de J.M. Ramos)

2 Supongo que se refiere al cuento Un fils (Nota de J.M. Ramos)

La época, 9 de diciembre de 1902 


 

 

 

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

Digitalizado en el presente formato por J.M. Ramos para

http://www.iesxunqueira1.com/majupassant


[1] No recuerdo ningún cuento de Maupassant en el que se refiera esta historia. Sí lo recuerdo en el cuento de Alphonse Daudet, titulado La última clase.