RESEÑAS BREVES SOBRE MAUPASSANT EN LA PRENSA DE 1910

 

El telégrafo nos cuenta lo ocurrido en Logrosán (Cáceres) con una tribu de saltimbanquis. Explotaban éstos y martirizaban cuatro o seis niños que hacían pasar por hijos. Se ha descubierto que eran niños robados o comprados a sus padres, y a quienes extraían toda clase de ilícitos provechos infligiéndoles crueles torturas. (....)

Este caso concreto nos descubre otra vez una úlcera de las sociedades contemporáneas: la trata de niños.(...) Hace años que en Londres se averiguó como los padres aseguraban a sus hijos párvulos para hacerlos morir pronto y cobrar el importe del seguro; de entonces viene la prohibición de contratar seguros sobre la vida de los menores de catorce años. La hacedora de monstruos, de Maupassant, no era tampoco una invención.[1]

(...)

Fragmento del artículo La trata de niños.

El Heraldo de Madrid, 7 de enero de 1910 


Después del cotillón. Cuentos por Antonio Sancho

Llega a mi poder este libro con una amable dedicatoria del autor, que predispone a su favor toda mi simpatía, y abandonando otros muchos volúmenes que esperan encima de mi mesa, abro Después del cotillón y leo, y leo de un tirón los veintisiete cuentos de que consta.

En unos, observo el carácter agradablemente infantil del autor; en otros, la acción vivida por el que escribe; en algunos, ligeras incorrecciones de estilo, y en todos, la amenidad, la misma nota simpática de la dedicatoria.

La musa de Maupassant ha inspirado a Sancho sus cuentos, y hasta en algunos, me ha parecido ver algo de los del maestro; pero eso, lejos de ser un defecto, es una buena cualidad.

No puede afirmarse que Después del cotillón sea una obra definitiva, pero al menos es una esperanza.

J. Gillé Pastor

La Nación Militar, 15 de enero de 1910 


 No comprendo por qué han removido, sin escrúpulos y sobre todo sin piedad, en el pasado de una mujer y en la vida de un poeta. Yo no sé bajo que móviles se  han publicado las Lettres á l’Inconnue. Son las cartas de amor– se ha venido anunciando – del mejor lírico del amor en el siglo último y acaso de todos los tiempos.

Nada más lejos de la verdad. La realidad es bien otra, triste, repulsiva y hasta dolorosa. Esas cartas que Musset escribiera a Aimée d’Alton no revelan amor, sino bestialidad y miseria.

Con el tiempo se habían ido olvidando las máculas personales del gran poeta de la Nuit d’octobre. Las nuevas generaciones casi desconocían que Musset fue un incorregible borracho, ahíto de vino, como Maupassant fue otro borracho de éter, embriaguez que le llevó a la locura, y como Verlaine fue también un pochard desquiciado por el ajenjo. (...)

Fragmento de Cartas de Amor

La Correspondencia de España, 3 de febrero de 1910 


 [...]

El despacho de Blasco Ibáñez es grande y de forma irregular, con dos ventanas abiertas sobre el jardín. Al fondo hay varios estantes argados de libros: cuatro retratos, uno de Maupassant, otro de Zola, otro de Balzac y otro de Tolstoy, presiden la estancia: los cuatro están juntos, y hay entre sus frentes pensativas, atormentadas por el esfuerzo mental, una armonía dolorosa y rara. (...)

Fragmento de Vicente Blasco Ibañez, por Eduardo Zamacois

Alrededor del mundo, 6 de abril de 1910 


He aquí un esclarecido literato que da un rotundo mentís a quienes afirman que, para sobresalir hoy en cualquiera de las manifestaciones de la actividad intelectual, así científica, como literaria o artística, se necesita ser especialista; porque el nuevo libro de Marquina, ilustre poeta e ilustre autor dramático, tan celebrado y tan definitivamente consagrado, es el libro de un ilustre prosador y de un ilustre novelista, tan digno, en estos conceptos, de iguales alabanzas y consagraciones.

Y no se diga que, por una obra sola, es aventurado formular afirmación tan categórica. Quien no hubiera leído de Guy de Maupassant, sino Boule de suif, bastaríale para reputarle por cuentista eximio (...)

Fragmento de la reseña sobre el libro de Eduardo Marquina, Almas Anónimas,

Nuestro Tiempo. Ciencias y Artes-Política y Hacienda, junio de 1910. 


 Bestezuela de amor, novela que esta semana publican Los Contemporáneos, es quizá la más intensa, la mejor de cuantas ha escrito Antonio de Hoyos.

Barájanse en ella asuntos y sucesos de muy reciente actualidad, que el autor trata con el desenfado de buen tono en que es maestro insuperable.

Bestezuela de amor es un cuento digno de Maupassant, digno de Lorrain; cuento que cautiva, que sugestiona, que produce el hondo escalofrío de lo trágico, y que el lector lee febril y convulso, sintiendo que el cabello se le eriza.

El Heraldo de Madrid, 2 de julio de 1910. 


 [...]

Donde más se han infiltrado estas preferencias malsanas es en las letras modernas. La nueva literatura, en el espacio de un siglo, ha sido una literatura de espanto. Comienza con los cuentos macabros de Hoffmann y de Poe, y continúa en las novelas de Dostoyevski y de Zola, en las narraciones, que llevan una sensación de frio hasta los mismos huesos, de Barbey d’Aurevilly y de Maupassant. (...)

Fragmento de Teatro de espanto de Angel Guerra.

La Ilustración Española y americana, 15 de julio de 1910. 


 El Otro

Con este título acaba de publicar Eduardo Zamacois una novela cuyos antecedentes deberían buscarse en las literaturas de Maupassant o de Maeterlinck.

De todo cuanto el ilustre autor de Punto Negro ha escrito, esto es, indudablemente, lo más intenso, lo más hermoso. El Otro es un libro de sadismo, de superstición, de brujería; un libro de locura, pero desarrollado con tan apretada lógica, que nada hay en él que no sea verosímil y real. Su argumento cabe en medio renglón, una mujer casada se pone de acuerdo con su amante apara asesinar a su marido, lo que consiguen arrojándole al mar. A partir de ese momento, el alma del difunto pesa sobre ellos, les envuelve, les inutiliza para el amor y les lleva al suicidio; el marido es “El Otro”; el protagonista, por tano, de la obra, es un muerto. (...)

Fragmento.

El País, 30 de julio de 1910. 


[...]

Cuando Maupassant era joven, Flaubert lo sometía a esta humilde disciplina: estudiar cualquier objeto hasta que de él saliese la individualidad irreductible. Hay en este momento –decía – unos cuantos cocheros en la esquina de la calle. Ve, estúdialos y tráeme cien líneas en las cuales estén caracterizados todos.

“Nunca he leído una página de Tolstoi sin recordar esta anécdota: “Es la definición más exacta de su manera de proceder y de “su talento.” Nadie ha tenido en mayor grado que él el don de inmovi8lizr ante sí una fisonomía, una actitud, un paisaje; de poner en relieve un detalle significativo y singular, que no permite la confusión con ninguna otra fisonomía, con ninguna otra actitud, con ningún otro paisaje.

Fragmento de Tolstoi y la prensa europea por Julián Juderías.

La Lectura. Revista de Ciencias y Artes. Septiembre de 1910 


Esta mañana, bajo un cielo plomizo, triste, ha sido la Rambla teatro de un espectáculo imponente, que parecía sacada de una novela de Maupassant. En un ataúd blanco, con una corona de flores naturales, y conducido por cuatro obreros metalúrgicos, iba el cadáver de una muchacha, hija de un huelguista, a quien ha hecho la adversidad una mueca horrible.

Detrás del cadáver, una manifestación numerosísima de obreros lo acompañaba. La comitiva pasó por entre las mesas de las floristas, llevándose los primeros aromas de la mañana, y siguió hasta el puerto, para tomar luego el camino del cementerio. (...)

El País, 22 de septiembre de 1910. 


[...]

El cuento tiene en España muy pocos cultivadores, aunque se escriban muchos cuentos. Yo sólo recuerdo ahora a la condesa de Pardo Bazán y a Blasco Ibáñes. En Francia nadie logró vencer a Maupassant – y bien sabido es el fracaso de Maupassant como novelista.

[...]

Reseña crítica de José Francés al libro de Carmen Vicente, Sombras: Cuentos psiquicos.

Por esos mundos, noviembre de 1910. 


 

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

Digitalizado en el presente formato por J.M. Ramos para

http://www.iesxunqueira1.com/maupassant

 


[1] Referencia al cuento La madre de los monstruos de Guy de Maupassant (Nota de J.M. Ramos)