RESEÑAS BREVES SOBRE MAUPASSANT EN LA PRENSA DE 1931
Hay una novela muy hermosa de Guy de Maupassant*, en que un personaje, infeliz burgués vulgar, que no hace más que sentarse a la misma mesa del café años y años, deja pasar así la vida ,siempre igual. Pero un día se le ocurre mirarse en uno de aquellos espejos... y es el mismo de siempre, pero ya un pobre viejo. No pasó nada más... que el tiempo.
Madrid tiene para mí algo del personaje de Maupassant. Desde luego reconozco que en esto habrá mucho de subjetivo...
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Fragmento de Confidencias por Leopoldo Alas Clarín.
Madrid Científico, año 1931
*La novela a la que hace alusión el artículo es Monsieur Parent
Me han contado la increíble hazaña de un obrero que llegó a depositar en su estómago hasta veinticinco diamantes de buen tamaño. la operación le resultó al ladronzuelo con pérdida, ya que llegado el movimiento de la recolección advirtió, con la natural sorpresa, que en el viaje de las piedrecillas a través del organismo se habían perdido cinco de las más importantes. Como se observará, el personaje del cuento de Maupassant, El hombre con el cerebro de oro, tuvo efectividad real en este hombre con estómago de avestruz.*
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Fragmento del artículo Los ladrones de diamantes en las minas de Maqualandia, por William J. Makin
Mundo Gráfico, 18 de marzo de 1931.
* El cuento El hombre con el cerebro de oro no es de Maupassant, es de Alphonse Daudet. (Nota de J.M. Ramos)
“Guy de Maupassant. Escritor francés (1850-1893). Habitó esta casa de 1878 a 1881”. Así reza la inscripción de esta placa colocada en un inmueble de la rue Clauzel, de París. Y de su sencillez se destaca la grandeza del inmortal cuentista.
Caras y caretas, 9 de mayo de 1931
Guy de Maupassant tiene un escalofriante relato, de los concebidos bajo el poder alucinatorio de los “estupefacientes” que habían de dar al traste con la razón y la vida del artista, en el cual refiere cómo, al salir de su casa a altas horas de la madrugada, se encuentra con que parís entero se halla solitario y no da señal alguna de existencia. Ni un transeúnte, ni un vehículo, ni un ruido, ni una voz, ni un reflejo: los pasos del acongojado narrador retumban medrosamente a lo largo de las calles desiertas. En su fuga ante el inexplicable misterio, llega hasta los muelles y se inclina ansiosamente sobre el Sena, para ver siquiera, como única cosa viva, el rumoroso fluir de la corriente; pero, en el paroxismo de su espanto, descubre que también las aguas se hallan estancadas y muertas.
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Inicio del artículo Madrid de Dia y de Noche, por R.M. Tenreiro.
El Sol, sábado 2 de mayo de 1931
Estos días ha sido tema de discusión en los medios literarios franceses, y especialmente parisinos, el número de la calle Clauzel, en que habitó Maupassant. Alguien suscitó de improviso el tema, que ha adquirido proporciones de gran polémica nacional literaria.
Sin embargo, la duda no era por gran cantidad de unidades en el número. ¿Un 17? ¿Un 19?
En una carta con contestación suplicada, naturalmente dirigida al escritor en la época en que vivía en la calle de Clauzel, dice así: «en el ministerio o en su casa, calle de Clauzel, 17»-
El Heraldo de Madrid, 5 de junio de 1931
Aún se estremece el mundo al recordar la agonía de Voltaire moribundo que pedía: «Un prêtre... ¡Un prêtre!» ¡Un sacerdote!, que sus discípulos le negaron. Así acabó el orgullo del filósofo celebérrimo cuya «elegante baba» se atrevió a atacar todo lo más sagrado de nuestra Religión y con ello a la Virgen Inmaculada.
Este grito lo repitieron Maupassant, Baudelaire, Víctor Hugo... y tantísimos otros enemigos de nuestra Fe, siendo muy pocos los que como Baudelaire, logran al postrer momento, el arrepentimiento sincero que conduce a los brazos de Dios.
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Fragmento del artículo Muerte de algunos enemigos de la Virgen María, por A. Biscarri Cuyás.
La Vanguardia, 12 de noviembre de 1931.
Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE) y Hemeroteca Vanguardia.
Digitalizado en el presente formato por J. M. Ramos para