RESEÑAS BREVES EN LA PRENSA ESPAÑOLA, AÑO 1958
"Una Vida", de Maupassant.
Francia se presenta este año en Venecia con tres films. Es una posición
privilegiada si se tiene en cuenta que el número de films que entran en concurso
son trece, y el número de países concurrentes diez. En consecuencia, la
expectación ante el primer film francés que se proyectaba en la
«Mostra» era también excepcional.
Este primer film francés es la adaptación cinematográfica de la famosa novela de
Maupassant «Une vie» («Una vida»), una de las más características de la escuela
realista de la que Zola y el mismo Maupassant fueron los pontífices. El nombre
del realizador, Alexandre Astruc, un joven cineasta ya premiado en Venecia hace
dos años, añadía incentivos indudables al «debut», así como la participación de
Maria Schell, la principal intérprete, llegada el día anterior al Lido para
asistir al acontecimiento.
La película no ha respondido por entero a esta expectación. Aun cuando Astruc ha
intentado conservar intacta la sustancia dramática y sensualista del relato
maupassantiano, se le ha escapado, en cambio, lo que hay en ella de intuición
psicológica e, incluso, de crítica y análisis de las costumbres de su tiempo. En
su afán de obtener una narración rectilínea, directa y vigorosa, sólo ha
prestado atención a lo erótico, lo dramático, lo realista... A fuerza de querer
hacer a sus personajes principales, sobre todo al egoísta bárbaro y cruel
Julián, de una sola pieza, los ha convertido en figuras sin matices, monocordes
y exageradamente lineales. Pero, dentro de esta concepción restringida, es
innegable que tienen vigor, fuerza expresiva, densidad trágica.
Hay también en el empleo de la cámara, manejada por el competente Claude Renoir,
una evidente elocuencia descriptiva, a través de la cual el paisaje normando, en
la coloración de sus cuatro estaciones, alcanza matizaciones deliciosas a
inscribir en el índice no exiguo de sus francos aciertos.
La Vanguardia, 6 de septiembre de 1958.