RESEÑAS BREVES SOBRE MAUPASSANT EN LA PRENSA DE 2006
El periodismo como arribismo
por Manuel Rodríguez Rivero.
El arribista es uno de los personajes imprescindibles en la novela europea del
siglo XIX - incluyendo, por supuesto, su apéndice norteamericano -. De Sthendal
a Galdós, de Eça de Queiroz a Zola, de Dickens a Chéjov, de Balzac a Henry
James, la personalidad del trepador social está presente como tema privilegiado
en la gran narrativa de un siglo que todavía creía en el progreso indefinido y
en el que muchos se tomaron en serio aquel sonoro
«¡enriquecéos!» de Guizot, ministro favorito de la gran burguesía francesa y
acérrimo partidario del lema liberal de «ayúdate y el cielo te ayudará». Un
siglo, por otra parte, en el que llega a su momento de esplendor la Prensa
escrita, vehículo precisamente de las más delirantes ambiciones de políticos,
industriales, financieros y especuladores con pocos escrúpulos. Bel Ami
de Guy de Maupassant (1850-1893), reúne esos dos grandes motivos temáticos en la
figura del periodista Georges Duroy - luego Du Roi -, un pueblerino con ganas de
escalar al que se le brinda la gran oportunidad en el fascinante mundo de la
Prensa. Maupassant - discípulo predilecto de Flaubert, quien le apadrinó en su
carrera periodística - utiliza su experiencia en el medio para diseccionar no
sólo la tramoya del métier, sino la mezcla del irresistible encanto y
audacia - «es preciso estar por encima de todo» - que engrasa la implacable
máquina de trepar en que se convierte Duroy. Una visión desoladora del mundo de
la Prensa y de sus connivencias con el Poder - tranquilos: nada que ver con
nuestro arcádico presente -, contada por uno de los grandes maestros del
naturalismo. La acaba de reeditar Alianza - en traducción de la inolvidable
Esther Benítez - en su colección «13/20», a ocho euritos (por cierto, lo del
precio enorme en cubierta que un poco feo). De nada.
Publicado en el ABC Cultural el 25 de febrero de 2006 (pag. 21)