El País, 13 de julio de 1887
 

EL HORLA

 

El sábado último se verificó en París la ascensión del globo que lleva el nombre del último libro del novelista francés Guy de Maupassant. Este espiritual escritor, que ha acompañado a los expedicionarios en su viaje, escribe un magnífico artículo acerca del globo Horla y de su capitán Mr. Jovis, individuo de la Unión aeronáutica.

Creemos que nuestros lectores verán con gusto algunos de los datos que contiene el artículo de Maupassant. El Horla, cuya capaciad es de 1.600 metros, ha sido construido en los talleres de la Sociedad Boulevard Clichy. En el primer piso, que es donde está situado el taller de construcción, se cosen rápidamente las telas, delgadas y ligeras como el papel de seda, que forman la envoltura del enorme aparato. Mientras dura esta operación, sólo se escucha el ruído de las máquinas de coser y el chasquido suave de la tela.

Alrededor de esta habitación se ven colgados en las paredes una infinidad de cuadros representando las diversas ascensiones que ha realizado el capitán Jovis, algunas de las cuales revisten caracteres verdaderamente dramáticos; entre otras, su ascensión de ida y vuelta en el globo Albatros por encima del Mediterráneo.

En dos ocasiones, dice Maupassant, este viaje estuvo a punto de producir grandes catástrofes. Algunas horas después de la partida, en plena noche, el globo, que había agotado su lastre, empezó a descender sobre el mar de un modo alarmante. Como la rapidez de la caída se aceleraba sin cesar, en virtud de la fuerza adquirida, el capitán, presintiendo un peligro inminente, tuvo la ingeniosa idea de cortar tres cables de diversa extensión. Cuando el primero rozó la superficie de las aguas, disminuyó la velocidad del globo; el segundo detuvo su caída, y cuando el tercero tocó en el mar, el Albatros recobró su movimiento de ascensión.

Al regreso, la barquilla se arrastró por encima de las olas, empujada por el viento huracanado, cuya velocidad excedía de 170 kilómetros por hora. Ya se juzgaban perdidos los aeronautas, cuando apareció el sol, y dilatando el gas, hizo subir al globo a una altura de 3.000 metros; pero, desgraciadamente, el capitán Jovis no tenía ni lastre, ni anclas, nada, en suma, para hacer maniobrar al Albatros.

Desde aquella inmensa altura el capitán vislumbra debajo de sí alguna cosa verde, un bosque, que parecía a los ojos de los viajeros una huerta de coles. A una indicación suya, sus compañeros se agarraron a la cuerda de la válvula, y el globo desciende como una piedra en aquel océano de árboles, destrozando ramas enormes que caen con estrépito, mientras que el globo, exhausto de gas, palpitabas entre los troncos de los árboles más elevados. Los viajeros habían caído en los Apeninos.

En el mes de octubre próximo, Mr. Jovis se propone realizar la travesía del Océano desde Nueva York a Europa en un globo de 800 metros. Para hacer este largo viaje intenta aprovechar las perturbaciones atmosféricas anunciadas oportunamente por los astrónomos norteamericanos. El capitán lanzará su globo en la zona que siga la borrasca, cuya marcha está casi prevista, gracias a las admirable observaciones del New York Herald, y espera llegar a Europa sano y salvo en cincuenta y tantas horas. Mucho esperar es.

La sociedad de que forma parte Mr. Jovis, y cuyo presidente es Mr. Delpent, cuenta en el número de los fundadores (sin mencionar más que a los nuestros) a Gambeta, Victor Hugo, Dupuy de Lome, Henry Giffard, general Farre, el vicealmirante Gongerard y Paul Bert.

El artículo 3º de los Estatutos de la Unión democrática está redactado en estos términos: «La sociedad, con todo su personal y material, estará constantemente al servicio del Estado, y particularmente al del ministerio de la Guerra, para todas las observaciones y estudios que se consideren necesarios.»

Según las últimas noticias, los expedicionarios del Horla han realizado su viaje sin novedad. Lo celebramos de todas veras por todos ellos, y muy especialmente por el célebre escritor francés, que de seguro aumentará su lindísima colección de cuentos con algún relato dramático de su última aventura aérea.

 

 

 

Publicado en El País, el 13 de julio de 1887

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

Digitalizado en el presente formato por J.M. Ramos para  http://www.iesxunqueira1.com/maupassant/