El País 19 de marzo de 1905

 

 

Obras de Guy de Maupassant. Novelas y Cuentos. Publicadas por la Casa Editorial Maucci.

 

Amigo de la verdad y de la exactitud en las descripciones como Flaubert, profundo como Balzac, tan pensador e intencionado como Zola sin ser machacón y a ratos pesado como él, observador paciente y agudo, y fiel transmisor de cuanto había observado, Guy de Maupassant es uno de los mejores antiguos y modernos.

Las dos primeras obras de la «Colección» que contendrá las más famosas del insigne novelista, «El buen Mozo» y «La Señorita Perla», revelan desde las primeras páginas las admirables cualidades del escritor malogrado.

Leroy (sic), el buscón sin decoro ni talento que se vale de su desparpajo para entrar en el periodismo, y de su buena figura para medrar a costa de las mujeres, que firma artículos que no escribe, finge amor que no siente, tira dinero que no tiene y sube como una planta trepadora y no como el pino solitario, es un tipo que recuerda algo del Rastignac del gran novelista francés, pero más moderno, menos exagerado.

Los demás personajes de la novela están pintados de mano maestra, y su argumento es tan humano, tan real, que involuntariamente recuerdan los lectores situaciones parecidas a las que en la novela se suceden unas a otras con interés creciente.

En «La señorita Perla», el novelista acorta los vuelos de su talento; pero en un párrafo, en una frase, en una simple observación, demuestra que ha sorprendido el secreto de los hombres y de las cosas, así como el del lenguaje claro y puro y el del estilo conciso, en el que nadie le aventaja.

La colección de la que ahora aparecen los primeros tomos, se compondrá, además de «El buen mozo» y de «La señorita Perla», de las obras siguientes: «La criada de la Granja», «Berta», «Bajo el sol de África», «El testamento», «La loca», «La abandonada», «Miss Harriet», «Inútil belleza», «El suicidio del cura».

La traducción de todas estas obras es esmerada y tan fiel, que no aparezcan en los tomos traducidos. A pesar de ello, y a fin de que puedan conocer las obras del peregrino ingenio francés todas las clases sociales, la casa editorial las vende a peseta el tomo, de igual tamaño y lectura que los que en el extranjero cuestan tres francos y medio.

 

 

 

Publicado en El País, el 19 de marzo de 1905

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

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