El Imparcial, 1 de febrero de 1886

 

Un párrafo de Maupassant

Mademoiselle Perla

 

Guy de Maupassant ha publicado en el último suplemento literario de le Figaro un artículo lleno de rasgos delicados y fina observación del natural. Mademoiselle Perla es una pobre muchacha recogida por un hombre que al cabo se enamora de ella, y despierta en su corazón la vibración dulce del amor. Pero este amor que ambos sentían no salió del corazón a los labios, y él, el pérfido Chantal, se casa con su prima Carlota. ¡Pobre Perla, que sigue viviendo en la casa y gustando a diario este cáliz de amargura!

Guy de Maupassant sabe ver el drama, provoca las explicaciones del traidor Chantal; de la melancolía del recuerdo de Perla a los dieciocho años surge en labios de Chantal la confesión de aquel amor que por ella sintió, y el autor lleva a Perla esta confesión tardía... ¿Para qué? Para que haya entre aquellos corazones algo de inteligencia pura, algo de bálsamo para la herida que se abrió a ciegas...

Cosas hondas que Guy de Maupassant dice en esta hermosa forma:

«Tal vez una noche de la primavera que llega, sorprendidos por un rayo de luna que caiga sobre la yerba a través de las ramas se buscarán y enlazarán sus manos en recuerdo de aquel cruel dolor sofocado... Tal vez este rápido contacto hará que sientan en las venas un poco del desconocido estremecimiento, y dará a estos muertos resucitados la divina sensación de esa embriaguez, de esa locura que da a los corazones llenos de amor en un minuto más que en toda la vida a los demás hombres.»

 

 

 

Publicado en El Imparcial, el 1 de febrero de 1886

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

Digitalizado en el presente formato por J.M. Ramos para http://www.iesxunqueira1.com/maupassant/