La Libertad, 24 de abril de 1937

 

IMPRESIÓN DE LA JORNADA

 

La tranquilidad en los frentes madrileños es absoluta y en los restantes siguen las operaciones con resultados favorables para nuestras armas. Tienen interés los de Santa María de la Alameda y Toledo por los movimientos de tropas leales que ganan terreno y presionan las líneas fascistas.

La Aviación republicana actúa intensamente en todos los frentes, significándose los hidros que en el litoral mediterráneo prestan servicios de protección a los buques leales.

Los criminales bombardeos facciosos contra nuestra capital ayer no se produjeron, ignorándose la causa del porqué de ese cese de hostilidades.

La impresión de hoy queda reducida a los hechos anteriormente reseñados. para nuestra manera de enjuiciar los acontecimientos militares, la situación en el campo faccioso no es nada optimista. Día que pasa, para ellos se empeora, y ahora sólo se espera no sabemos qué «boutade» del «duce», que, al parecer, no se conforma con la derrota y desprestigio de sus camisas negras en el territorio español.

Puede producirse para ellos, de improviso, una verdadera catástrofe, pues ya se está llegando al límite de elasticidad de su acometividad. Queremos aquí recordar no el retroceso del Marne, sino el desastre de Annual, que es cosa más nuestra.

La España leal está luchando no solamente contra los efectivos fascistas de Franco. Hitler y Mussolini tienen en España unos ejércitos invasores dotados de un material modernísimo. Y, sin embargo, a más de contener sus avances, se les rechaza, haciéndoseles retroceder. Todo el tinglado que han levantado es de los más inconsistente, porque a sus espaldas hay un pueblo tiranizado y no afecto al fascismo. Pueblo que en un momento se puede levantar y acabar para siempre con la rebelión y lo que ella simboliza. Los discípulos de Moltke, el asesino genial, como le calificaba Guy de Maupassant, se dedican al asesinato libre de los españoles con sus escuadrillas de aviación y sus baterías de largo alcance. Pero no por eso nuestra moral decae. El efecto es contraproducente. La reacción patriótica se afianza y se expande, tomando dimensiones insospechadas. Y un síntoma lo tenemos en esas sublevaciones que se originan en el campo enemigo, que terminan con el fusilamiento de oficiales y soldados llevados a la rebelión, y en la indignación que los vandálicos hechos causan en la España leal.

Se camina a pasos agigantados a la solución de una guerra civil que la ambición y la soberbia de los malos españoles ha encendido, dejando una estela de dolor y de destrucción en nuestras poblaciones y en nuestros campos.

 

 

Publicado en La Libertad, 24 de abril de 1937

Fuente y propiedad: Hemeroteca Nacional (BNE)

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