LA EXTRAÑA BORLA

Esta extraña borla, no blanca, sino del color del azafrán, donde persiste otro perfume que el de los polvos de arroz al pánace y unas fragancias de sándalo, ¿quién os la ha dado? – pregunté a Colette;– Se diría que está hecha con el plumón del cisne dorado o de mil pequeños cabellos rojos recogidos en bucles.

–Fue Lila – respondió Colette – que, desde un país de Oriente, donde su simpatía parisina maravilló a los pachas y a los khévides, me envió, en recuerdo fiel, esta extraña borla, no blanca, sino del color del azafrán, donde persiste otro perfume que el de los polvos de arroz al pánace y unas fragancias de sándalo.

– Pues la moda es tan singular en esas lejanas tierras que los amantes no sabrían sufrir el tupido misterio donde se velan de un pudor sombrío los supremos consentimientos – siguió diciendo Colette.
Y a partir de ese momento, a la hora del maquillaje, nunca he podido, sin algún vago pensamiento celoso, ver desplazarse sobre su mejilla, o demasiado cerca de su olorosa boca, esa extraña borla, no blanca, sino del color del azafrán, donde persiste otro perfume.

Traducción de José M. Ramos
para http://www.iesxunqueira1.com/mendes