INTERCAMBIO DE AGUINALDOS

Bajo la fina seda azul bordada con encajes florales, bombones, unas violetas azucaradas y unos caramelos rosas rellenos de crema, constituyen el menú que, junto con un rosario de topacios, estimado en medio millón, he regalado a mi pequeña amiga el primer día del año nuevo.

Pero como ella es muy orgullosa, ¡no quiso ser menos! Mientras la lámpara parpadeaba sutilmente hacia las queridas sábanas de la cama, dijo:
– Yo también os regalaré, bajo la fina seda azul bordada con encajes florales, bombones, unas violetas azucaradas y unos caramelos rosas rellenos de crema.

Y como lo había dicho, lo hizo. De sus velos retirados uno solo se demoró en hacerlo, ¡la camisa! y allí dentro había, bonito intercambio de aguinaldos, dos rojeces bermejas, un poco duras, y aquí y allá una red violeta de venas, y, en un rincón de ese saco, un caramelo rosado, bajo la fina seda azul bordada con encajes florales.

Traducción de José M. Ramos
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