LA LEY BIEN OBSERVADA

«¡Ah!, me pide demasiado, dijo la imprevisible muchacha, ¡cuando exige ser amado usted solo! Eva fue destinada a más de un amor por el mismísimo Creador; y, si se tienen dos ojos, es para ver dos amantes.

«Hace falta un beso en la mano derecha, otro en la mano izquierda; cada una de las orejas tiene derecho a un discurso igualmente cariñoso, pero no el mismo; ¡ah! me pide demasiado, dijo la imprevisible muchacha, ¡cuando exige ser amado usted solo!

– Pero – dije yo no sin inquietud, – ¿una inefable unidad no implica acaso al menos la reserva, a un solo elegido, de la suprema delicia?
–¡Eh! ¡eh! – murmuró ella.
–La ley providencial que usted misma proclama, no la juzga susceptible de ser infringida?
–No.
–¿Pero entonces?...
–¡Ah!, me pide demasiado! – dijo la imprevisible muchacha.

Traducción de José M. Ramos
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