EL MENSAJE PERDIDO

Ese día, bajo el bonito cielo de abril atravesado de vientos que no volverían ya, un vencejo se había posado en la veleta de una chimenea; y conté a ese pájaro todos mis deseos y todos mis sueños y mis más queridas esperanzas rogándole que se las llevara a la pequeña monada que, acodada en su ventana, esperaba la llegada de otro que no fuera yo.

¡Él levantó el vuelo en el claro espacio! pero fue un mensajero infiel; la monada jamás supo nada de los deseos y melancolías que yo tenía por ella; y en vano, ese día, bajo el cielo de abril atravesado de vientos que no volverían ya, un vencejo se había posado en la veleta de una chimenea.

¿A quién llevó entonces mi mensaje? ¿Quizás a una que se burle de él? ¿Quizás a una que fue enternecida, pero de la que nunca conoceré su nombre? Lo más triste de todo es que yo mismo he olvidado esas cosas; y no me queda nada de las tiernas inquietudes ni de las quimeras que obsesionaron mi alma, ese día, bajo el bonito cielo de abril atravesado de vientos que no volverían ya.

Traducción de José M. Ramos
para http://www.iesxunqueira1.com/mendes