LA PERLA ROSA

Como una perla rosa en una pequeñísima copa de oro, brilla, estremece, se asusta vuestra feminidad de niña! Pero ser exquisita no podría daros el derecho de no ser irreprochable; y veo sin placer vuestra bata cerrarse cuando llega vuestra amiga Cleopatra.

–¿Cleopatra? – dice la monada.
– No os comprendo demasiado. Creo que se llama Colette.
Ella se calló, enrojeció.
–¡Ah! traidora, advino que en ese nombre, como una perla rosa en una pequeñísima copa de oro, brilla, estremece, se asusta vuestra feminidad de niña!

En cuanto a la inquietante amiga que conoce el olor de vuestros cabellos y demasiado a menudo hacia vos abre unos labios secos, se diría, de sed, es le sienta bien el nombre de Cleopatra, el nombre de la regia bebedora en extrañas borracheras, puesto que vos sois como una perla rosa en una pequeñísima copa de oro.

Traducción de José M. Ramos
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