LOS COCHES VOLCADOS

¡El coche volcó sobre el floreciente césped! y, entre las malvas que abrían sus ojos curiosos, he visto relucir, duquesa Lucinde, bajo tu falda satinada, el comienzo rosado de una ascensión hacia el paraíso.

Cuando partiste en el coche, una vez levantado, besé durante mucho tiempo, con labios apasionados, el lugar donde éste volcó sobre el floreciente césped y entre las malvas que abrían sus ojos curiosos.

¡Por fortuna, pasaba un carruaje! Allí deposité, para llevártelos, mis deseos, mis esperanzas, mis sueños, y fustigué al caballo! Pero, al borde del camino, la pastora Lison, con las piernas desnudas en la hierba, me ha sonreído con sus dientes vivos, y volqué, y, antes de alcanzar el tuyo, ¡mi carruaje volcó sobre el floreciente césped!

Traducción de José M. Ramos
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