CATULLE MENDÈS

por Rubén Darío (1890)

Puede ajustarse al pecho coraza férrea y dura;
puede regir la lanza, la rienda del corcel;
sus músculos de atleta soportan la armadura...
pero el busca en las bocas rosadas leche y miel.

Artista, hijo de Capua, que adora la hermosura,
la carne femenina prefiere su pincel;
y en el recinto oculto de tibia alcoba oscura
agrega mirto y rosas a su triunfal laurel.

Canta de los oaristis el delicioso instante,
los besos y el delirio de la mujer amante,
y en sus palabras tiene perfume, alma, color.

Su ave es la venusina, la tímida paloma.
Vencido hubiera en Grecia, vencido hubiera en Roma,
en todos los combates del arte o del amor.

 


EL ESPECTRO

por Jean Cocteau

Mi gran amigo, la noche cae y usted no vendrá
Exclamando: «Rápido, un cubierto, ¡me quedo a cenar!»

Ya no contará, profundos o retorcidos,
Rimando sus recuerdos a base de chascarrillos,
Las palabras de los semi dioses que usted ha conocido...

Tal vez... ¡oh! sería terrible; ¡pero que importa!
La llave de mi jardín sonará en el portal,
Dedos, como antaño, golpearán el cristal.

Yo apagaré la luz para abrir; la noche es oportuna.
¡Oh! ¡bajo un frío túnel el sangriento acero de un rail!...
Y no habrá nada más que una poca claridad de luna.

(con motivo de su fallecimiento   )


¿QUÉ DICE MENDES?
relato de Octave Mirbeau


CATULLE MENDÈS PRECONIZÓ SU MUERTE

En múltiples libros de parapsicología, cuando se habla de la precognición, se cita el caso de Catulle Mendès que, estando una noche sumido en un estado melancólico profundo, y ante la pregunta de sus amigos a que era debida esa actitud, Catulle contó:

"He aquí que me he visto agonizante durante horas ... en plena noche. Estaba solo en un túnel, caído sobre la vía férrea, mientras que la sangre salía en abundancia. No podía levantarme, tenía la impresión de que me faltaba un pie. Pedía socorro ... nadie contestaba. Estaba agotado por esta hemorragia que no conseguía hacer parar. Me debatía con la muerte que sentía rodar cerca de mí. Al mismo tiempo oía una voz que me decía: ¡Es el fin, es el fin! Todo eso tenía un tono de realidad que tengo la sensación de haber vivido".

Esto contó Catulle, en respuesta al porqué de su melancólico estado en aquella noche a sus amigos. Pese a las exhortaciones que le hicieron de que se trataba de un simple sueño, que no tenía de qué alertarse; de poco sirvió, porque lo sentía como algo muy vívido, perdurándole en la memoria hasta el punto de que llegó a componer un libreto de ópera basándose en él.
10 años después de aquella noche, el comisario Carette mediante los testimonios de sus amigos recomponía la escena:

"Después de haber cenado con unos amigos parisienses, Mendès tomó en la estación Saint-Lazare el último convoy hacia Germain-en-Zaye, donde vivía. Muy cansado, y bajo el efecto de un estupefaciente, subió al último vagón que estaba vacío por lo intempestivo de la hora. Se durmió. Repentinamente, el convoy se paró en la entrada al primer túnel que atraviesa la colina Saint-Germain. Se despertó sobresaltado. Embotado de sueño por la droga ingerida, Mendès creyó haber llegado. Abrió la puerta, tropezó y se cayó bajo el vagón. En ese momento, el tren repentinamente reemprende la marcha y una rueda le secciona el pie. Gritó de dolor y perdió sangre en abundancia. Como en un sueño, pidió angustiosamente socorro y nadie respondió. Y como en un sueño, él agonizó solo en la noche glacial del febrero, en una oscuridad total, bajo ese túnel visitado por las ratas. Debió oír es el es fin.
En las primeras horas del día, un empleado de los ferrocarriles Oeste-Estado descubrió el cadáver de un hombre de unos 60 años elegantemente vestido. Se había desangrado. Su pie seccionado estaba a cierta distancia del cuerpo. Su rostro gravemente contusionado conservaba una trágica expresión de angustia.
"

Sus amigos a los cuales contó el sueño quedaron impresionados por el trágico final , él mismo que había soñado hasta en los más mínimos detalles.

Extraído de la web de la Federación Espírita Española
© J. Gutiérrez Lucas 19 de agosto de 2006