...tras las escuelas literarias, que han querido darnos una visión deformada, sobrehumana, poética, enternecedora, encantadora o soberbia de la vida, vino una escuela realista o naturalista que pretendió indicarnos la verdad, nada más que la verdad y toda la verdad.
                           Guy de Maupassant

           Como dice Mª José Toña en su monumental tesis "Función actancial de los elementos en los cuentos de Maupassant", [ ...la obra de Maupassant ha sido habitualmente etíquetada bajo el nombre de "naturalista" aunque su ortodoxia dentro de ese movimiento literario no parece evidente. Estudios más serios lo hacen converger en el punto de unión del realismo de Flaubert, del naturalismo de Zola y del positivismo de Comte...]. 
          Aún estando de acuerdo con esta tesis y partiendo del hecho de que todo encasillamiento dentro de un género conlleva siempre un implícito margen de error, en el caso de Maupassant cabe decir que este margen se torna casi abismo cuando se analizan sus cuentos, tal fue su diversidad. De todos modos y por dar continuidad al aspecto divulgativo del presente trabajo, da
Dibujo de Ch. Léandre, 1898. (Biblioteca del museo de artes decorativas, París.)remos a continuación unas breves características del naturalismo como movimiento literario al que nuestro autor fue afín en muchas de sus narraciones.
         El naturalismo fue un movimiento nacido en torno a Emile Zola cuyo objetivo era reproducir la realidad con una objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto los más sublimes como los más vulgares.
Según Zola las bases teóricas de la novela naturalista  se resumen en el "estudio del temperamento y las modificaciones profundas del organismo bajo la presión del medio y las circunstancias".
      Antitético al espiritualismo y al optimismo ideológico de la cultura romántica, en el naturalismo se subEl naturalismo por Émile Zolaraya la dependencia del hombre de las condiciones ambientales y denuncia los límites concretos de su personalidad ética. Se desplaza toda la atención no tanto hacia la naturaleza, anulada por un pesimismo opuesto al optimismo ilustrado, como hacia la sociedad entendida como un mecanismo de atropello y de embrutecimiento del individuo.
     Es fundamental la hipótesis de la enfermedad y el mal como producto del deterioro y distorsión de las estructuras sociales.
En el naturalismo se niegan los principios estéticos tradicionales para proponer una revolucionaria equiparación entre lo "bello" y lo "feo". Se reivindica lo que la gran literatura aristocrática y burguesa había rechazado durante siglos.
ue considerada esta nueva novela como la representante de las clases bajas, la pequeña burguesía y el proletariado, convencionalmente marginado del dominio elitista de la literatura.

 Todas las afirmaciones teóricas anteriores tienen su antecedente en la obra de los hermanos Goncourt pero es con Emile Zola cuando el naturalismo alcanza una poética más original y pasa de ser el modo de una discusión literaria a la categoría de auténtica escuela.
     Los naturalistas entienden el arte como "documento humano" y se le pedía la misma nítida imparcialidad de los más recientes de las técnicas entonces de moda, la fotografía.

  Entre los más destacados escritores naturalistas aparte del gran maestro que fue Zola, caben citar a los componentes del "grupo de Medan" , que en su colección Las veladas de Medan, y presididos por Zola,  sentaron el manifiesto naturalista. Fueron Leon Hennique, Henry Céard, Paul Alexis, Joris-Karl Huysmans y Guy de Maupassant, sin olvidarnos de los hermanos Goncourt como los introductores del movimiento
     Fue en el periodo 1880-1882 cuando la cultura española entró en fructífero contacto con el naturalismo. En 1881 se publico La desheredada de Pérez Galdós, primera novela española con clara influencia naturalista, y la crítica de esta novela, escrita por Clarín, podría considerarse como manifiesto del movimiento en España. En realidad no puede hablarse de un naturalismo español en sentido estricto, pero el esplendor de la novela en el decenio de los ochenta, sólo puede explicarse teniendo en cuenta el ejemplo del naturalismo francés. Los autores españoles sienten una especial dificultad para conseguir la impasibilidad narrativa; cabe, sin embargo, aplicar la denominación de naturalistas a  autores como Galdós, Pardo Bazán,  Clarín y el catalán Oller. Con posterioridad sus huellas seguirán presentes en obras como algunas novelas de Blasco Ibañez sobre la región valenciana, o en el grupo ruralista catalán, cuya obra más representativa es Solitud de V. Catalá.
     Aunque resulta difícil hablar de un movimiento naturalista en los países hispanoamericanos, pueden señalarse fácilmente autores con clara influencia del naturalismo francés: los argentinos Cambaceres, J. Martel y, más adelante Gálvez; los chilenos Orrego Luco y Edwards Bello; los mexicanos F. Gamboa y Aruela, en sus primeros libros; el cubano C. Loveira, el uruguayo Magariños Solsona, el puertorriqueño Zeno Gandía, el venezolano M. E. Pardo y otros.

    Para recabar más información sobre el naturalismo como movimiento literario, recomiendo el libro de Emile Zola: "El naturalismo" (Ensayos, manifiestos y artículos polémicos sobre la estética naturalista). Ediciones Península. Barcelona 2002. Traducción de Jaume Fuster.
    También es interesante el prólogo que Maupassant hace en su novela "Pierre et Jean", donde da las pautas de su estilo literario. Para leer dicho prólogo, hágase clic aquí

Emile Zola, por E. Manet, 1868 (Museo del Juego de Pelota, París.)
Emile Zola

Nació en París en 1840 y falleció en la  misma ciudad en 1902. Su primera novela fue Teresa Raquín, 1867 .También concibió un ciclo de novelas donde se sometía a examen a todos los extractos de la sociedad titulada Los Rougon-Macquar, serie que comprende 20 volúmenes y comienza con La fortuna de los Rougon (1871) para finalizar con El doctor Pascal (1893). De este ciclo cabe recordar títulos tan significativos como  El vientre de París (1873) sobre la dura realidad popular de la ciudad; La taberna  (1877) basada en la plaga social del alcoholismo; Nana (1880) ambientada  en la buena sociedad burguesa;da y luchas sociales en un distrito carbonífero; La bestia humana (1890). Concluida esta serie publicó la trilogía Las tres ciudades: Lourdes (1894), Roma (1896) y París (1898) en polémica con la iglesia católica y sobre las supersticiones en las que se basa la fe religiosa.Murió mientras dormía por las emanaciones de una estufa de gas, aunque hubo sospechas de que fue asesinado, este extremo nunca fue confirmado del todo. Para resumir diremos que mientras las corrientes estéticas y decadentes que entonces dominaban la literatura parecían no darse cuenta siquiera del problema social, Zola afrontó el conflicto fundamental de su tiempo la lucha entre la clase propietaria y el proletariado, representándola de forma vibrante, verosímil y despiadada

Si deseas descargar  unas notas biográficas sobre Zola escritas por Maupassant, pincha sobre el icono  (20 Kb comprimidos en formato .zip)